Año: 8, Febrero 1966 No. 119

¿ALGO INCREÍBLE?

Manuel F. Ayau

En Francia, el candidato socialista obtiene el 45% de los votos en las elecciones presidenciales. En Asia, nos cuentan las noticias, que todos los días mueren personas peleando unos, en defensa y otros, atacando al comunismo.

En Guatemala, como en otras partes, se nos dice que la tendencia mundial es hacia la izquierda. ¡En todo el mundo, las personas de «izquierda» adquieren reputación de intelectuales, inteligentes, poseídos de «sensibilidad social»; y los de «derecha», de tener mentes superficiales, materialistas y de añorar sistemas que ya no pueden tolerarse porque ya existieron en otras épocas!

Pero lo más curioso y a la vez aterrador es que en las aulas universitarias, desde las más famosas hasta las más insignificantes, se estudia el socialismo y el comunismo, no como se estudiaría la religión de las tribus salvajes, por su valor histórico, sino como si fuese una alternativa factible, otro sistema por el cual pudiésemos optar. Inclusive los textos que se utilizan (algunos de ellos escritos por personas de tanta influencia que han sido asesores personales de presidentes de EE.UU.), contemplan el socialismo y el comunismo, no como una religión exótica o una utopía, sino como sistemas de organización social entre los cuales se puede escoger. Así, impreso en blanco y negro, en los «textos» universitarios.

La verdad que no la discuten los teóricos de países «socialistas» es que nunca ha existido, ni podrá existir, menos aún subsistir, un país que efectivamente se organice bajo el sistema socialista. Se dirá que, aunque no se quiera ver, allí está Rusia, China Roja y otros ejemplos del socialismo.

¿Pero, son realmente socialistas los países que para tomar todas y cada una de sus decisiones tienen que consultar al sistema capitalista?

¿Puede decirse que un sistema totalmente parásito tiene existencia propia? Por ejemplo: Aunque parezca increíble, en Rusia, para saber cuál es el costo de sus pantalones, de una hora de trabajo, o de una tonelada de hierro, obligadamente y, de hecho, así sucede, compran periódicos del mundo capitalista. De lo contrario NO LO PUEDEN SABER.

Los economistas y filósofos «socialistas» lo admiten1. No hay, entre toda la literatura «socialista», un solo libro o una sola explicación de cómo funciona el socialismo. Los libros de economía socialista hablan de algún aspecto específico, evitando mencionar su relación con otros aspectos; hablan de cómo el capitalismo funciona mal y de cómo va a resultar todo bien, si adoptamos el socialismo.

¡Lo sorprendente, lo triste, lo catastrófico, es que los pseudo-intelectuales que hoy habitan nuestras universidades y que participan en la política «izquierdista» tienen una educación tan superficial, distorsionada y dogmática, que no saben que el socialismo no funciona! Y no es que el socialismo sea inútil porque anula la libertad del hombre, o porque destruye los incentivos que inducen al hombre a producir; su inutilidad se debe a una razón absolutamente técnica, objetiva e inherente al sistema: EN EL SISTEMA SOCIALISTA NO EXISTE UNA ESTRUCTURA DE PRECIOS QUE PERMITA APRECIAR Y SABER EL VALOR QUE LOS BIENES Y SERVICIOS TIENEN COMPARATIVAMENTE ENTRE SÍ2. Y, en tal situación, el hombre no puede calcular, no puede relacionar costo a precio, no puede valorizar ventajas ni proyectos ni comparaciones; en una palabra, no puede actuar económicamente en forma racional.

El hombre vive en sociedad porque la experiencia le enseñó que la división del trabajo es beneficiosa. La sociedad basada en la división del trabajo no puede existir sin una estructura de precios que constantemente esté variando para ajustarse a las situaciones siempre cambiantes de un mundo en evolución.

Ningún tratado de economía escrito hasta la fecha explica cómo será sustituida la estructura de precios del capitalismo bajo un sistema socialista.

Cualquier persona, entre los considerados como «intelectuales», encontrará al estudiar la teoría del valor y la formación de la estructura de precios, que una estructura de precios no puede existir donde no hay propiedad privada de los medios de producción. Los países donde se han expropiado los medios de producción tienen que usar la estructura de precios de los países donde todavía son privados.

Encontrará, entonces, por qué el socialismo no puede ser autosuficiente; es decir, existir de por sí, sino necesariamente tiene que ser un parásito intelectual que trata de imitar los métodos de producción del capitalismo. ¿Qué sucedería si la meta de los socialistas de destruir el capitalismo llegase a ser una realidad? Obligadamente empezaría el regreso a la edad de piedra en tanto hubiese una rebelión que estableciera de nuevo el capitalismo.

En el siglo XX, cuando las ciencias naturales han avanzado tanto, cuando el mundo cuenta ya con satélites artificiales, penicilina, energía atómica, fertilizantes maravillosos, etc., es increíble y aterrador darse cuenta que las ciencias humanas han retrocedido al grado que en las universidades se enseña el socialismo como si fuese factible; que en Asia mueren personas por el socialismo; que en Francia, los votos del candidato pro-comunista sumen 45%; que en el mundo entero, así como en Guatemala, a los «intelectuales» les gusta ser calificados como de «izquierda moderada»; y que a aquellas personas que tienen el valor de rechazar con intransigencia un sistema que, no sólo es inútil, sino, además, está en contra de los principios morales de la civilización cristiana, se les llama extremistas y radicales.

«Todo lo que un buen gobierno puede hacer para mejorar el bienestar material del pueblo es establecer y preservar un orden institucional en el que no halla obstáculos para la progresiva acumulación de nuevo capital, requerido para el mejoramiento de los métodos tecnológicos de producción. Esto es lo que el capitalismo logró en el pasado y logrará también en el futuro, siempre que no sea saboteado por una mala política».

Ludwig Von Mises

1 Ver Oskar Lange: On Economic Theory of Socialism

2 Quienes estén interesados en investigar la tesis expuesta referente a la estructura de precios, su formación y funciones, en la biblioteca del CEES puede encontrar material abundante sobre la materia