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Año: 16, Enero 1974 No. 309
¿POR QUE NO PODEMOS TENER LAS DOS COSAS?
Jean Hockman
Tomado de «The Freeman» Febrero 1972
En los Estados Unidos, las discusiones políticas actuales se centran en como controlar la economía. No se discute si el gobierno debería controlar la economía, sino cómo controlarla. La conveniencia de que el gobierno intervenga en los asuntos financieros privados de la gente, es cosa que viene desde lejanos tiempos. Por años enteros América se ha venido esforzando en «resolver el problema» de cómo tener su pastel y comérselo al mismo tiempo. Tanto el experto como el laico se empeñan en entender por qué el gobierno puede andar regalando sin alzar los impuestos; y por qué cada uno de los americanos no puede estar financieramente seguro y contar con un sobrante suficientemente grande para mantener a escala mundial a los pobres. ¿En qué milagro que pueda venir están pensando los americanos?
Dejemos de lado las opiniones de los expertos en economía, que insisten que es necesario tener un sistema económico manejado por el gobierno y superior a la misma libertad, o compatible con ella.
Esto último, a pesar de lo que demuestra la historia de esos ensayos, nos revela, que a la gente se le obliga a vivir en un estado de sojuzgación forzosa al liderazgo del gobierno, en aras del bienestar de la patria, o del «bien común», o de ambas cosas.
La burocracia federal se está extendiendo (incontrolable) por todo el país como un hongo. Y como hongo, se alimenta devorando las mejores semillas como las ganancias del pueblo. Un hongo es un parásito que se adhiere al sano crecimiento, al que gradualmente va debilitando y que acaba por destruirlo. Si al hongo se le extirpa y destruye, las siembras más importantes quedarán libres y podrán recuperar y continuar su sano crecimiento, conservando su propia velocidad. Pero si se permite que el hongo se propague, cobra importancia y se perpetúa allí hasta que no quede nada con qué seguir alimentándose. Así también pasa con la burocracia; se alimenta y se perpetúa antes que nadie.
La burocracia es la primera en reclamar su derecho
Uno no tiene que ser un experto para imaginarse cómo opera esto, y más aún, para saber que no puede funcionar de otro modo. En toda sociedad, unos producen más que otros, y hay quienes nada producen. Pero sin embargo, la burocracia alega estar en primer término en toda la producción y chupa las utilidades comenzando por arriba. Lo que deja a los demás es notablemente menos de lo que ellos mismos han producido, con esto limita la capacidad de su expansión económica y tiende a bajar su nivel de vida.
Insistentemente se nos ha dicho que «determinados» controles económicos son necesarios porque los hombres en su vida privada ni pueden ni quieren manejar con éxito y con honestidad sus propios negocios. Si esto fuera verdad (por supuesto, que no lo es) uno tendría lógicamente que hacer la siguiente pregunta: ¿Mediante qué poderes mágicos estos hombres que contrata el gobierno, adquieren de repente la sabiduría y la honradez para manejar los asuntos económicos de toda la población? Como se ve, es de suponerse que debemos creer que la gente no está capacitada para «manejar» la libertad, y que el gobierno silo está.
El fin primario de los negocios privados que los particulares ejercen es obtener una ganancia. E inútil es decir que un negocio que no obtiene utilidades, a duras penas podrá subsistir (y mucho menos extenderse); y no representa utilidad alguna para los demás.
El gobierno, un devorador de las utilidades
El gobierno es una actividad hecha para captar utilidades. Económicamente no es productivo, sino que depende económicamente de las ganancias generadas por las empresas privadas de la gente. Si un programa gubernamental es inefectivo o ineficiente (¿y cuáles no lo son?), al gobierno no le preocupan las pérdidas; sencillamente la carga a las utilidades de las empresas privadas y perpetúa la pérdida.
Escúchese el clamor que se levanta contra los negocios por el hecho de obtener utilidades, pidiendo que se penalicen las utilidades «excedentes» Sin embargo, a la organización más colosal en este país que devora las utilidades, el gobierno federal, se le anima para que extienda sus operaciones y organice nuevas oficinas de control económico. ¿Y con qué fin?
El fin es eliminar la pobreza y el desempleo mediante la prosperidad económica, debe alentarse la expansión de todos los negocios y no restringirla; y el papel del gobierno debe reducirse, no extenderse. El control económico no conduce al crecimiento, al progreso o a la prosperidad. Nunca lo ha hecho, ni lo hará. El control económico es el instrumento con el cual el gobierno mantiene un control político total sobre el pueblo, y a este hecho tendrá que enfrentarse tarde o temprano, de un modo o de otro.
La intervención gubernamental siempre es restrictiva, y por esta razón le es imposible al gobierno «manejar» o «controlar» una economía «libre». Es una total contradicción en términos, y en la realidad.
El comunismo controla mediante la fuerza y la sojuzgación
Si se necesita alguna prueba, el comunismo bien ha demostrado que el control económico sólo puede lograrse cabalmente y mantenerse a través de la fuerza bruta y la total sojuzgación del hombre. El socialismo (supuesta versión benigna del comunismo) ha fracasado miserablemente en todo país donde se la ha implantado. Bajo el socialismo, se carga de impuestos a las personas sin misericordia alguna, y terminan éstas por reñir entre sí y pedir a sus «benefactores» burocráticos que se les conceda una «porción» más grande. En pocas palabras, el control económico es un círculo vicioso, estático y sin salida, que sólo puede desembocar en la final pérdida de toda libertad y dignidad humanas, y en un más bajo nivel de vida. (Téngase presente que el fascismo «permite. la propiedad privada, pero niega los derechos de propiedad y no es sino una variación del mismo tema).
Esto nos lleva a una pregunta que ahora hago, y que los futuros historiadores meditarán. ¿Por qué los Estados Unidos abandonaron el sistema de libre empresa, o con mayor precisión, el capitalismo?
¿Creen de verdad los norteamericanos en la propaganda comunista que deliberadamente fue diseñada para destruir el sistema económico que alcanzó el éxito más grande en la historia de la humanidad? Tengo 35 años de edad, y no puedo acordarme de haber oído una sola vez a algún político americano levantarse y defender el capitalismo en su auténtica base, la cual está plenamente de acuerdo con los principios constitucionales de la libertad del individuo, a los cuales se supone que estamos apegados. En efecto, rara vez se oye mencionar al capitalismo, excepto en términos negativos. Se hace referencia a la «empresa privada, y se acepta de mala gana ante todo como una fuente para obtener el ingreso gubernamental. Pero un sistema de capitalismo totalmente coherente (laissez faire) no existe ni ha existido en ninguna parte del mundo. Ciertamente no existe en los Estados Unidos ni se le considera seriamente. ¿Por qué no?
Eficiente y provechoso
El Capitalismo es el sistema más eficiente, más progresista y más provechoso que jamás se haya inventado. La gente lucha por su subsistencia por cuenta propia, de acuerdo con su propia capacidad, para su propio dinero y con su propio dinero. Los individuos tratan directamente entre sí, y no a través del gobierno ahorrando, por consiguiente, el gasto de una burocracia innecesaria. (En términos adecuados, el gobierno debería entrar en escena sólo cuando se le pidiera, como en el caso de una disputa legal, o un crimen para determinar la legalidad de una situación, de acuerdo con los derechos naturales de los individuos involucrados. Inútil es decir que no hay ningún gobierno, incluyendo el nuestro, que se haya fijado estos límites. Lo cual no quiere decir que no sea posible o no pueda desearse).
El capitalismo contiene un sistema automático interno de balances y comprobaciones. Se requiere que las personas ejerzan un sano juicio o sufran las consecuencias de su propio error. No encierra en sin ninguna garantía. Se corre el riesgo del fracaso unido a la esperanza del éxito. Si somos honrados con nosotros mismos, debemos reconocer que no hay verdaderas garantías posibles en la vida, ni en la teoría, ni en la realidad. La vida es un proceso de cambios y de riesgos, de crecimiento y de retroceso, y en última instancia lo que en realidad se puede esperar, es lograr una cierta medida de éxito en concordancia con la habilidad de cada quien. Esto es el capitalismo y lo que hace. Pone la responsabilidad donde le corresponde, en los individuos, que es, además, lo que significa la independencia. No se es independiente si no se es responsable de sus propias necesidades. Y no se puede ser independientemente responsable, si el gobierno interviene para hacerlo imposible.
A la manipulación monetaria sigue el desastre económico
El más grande desastre económico en la historia de los EE.UU. de América se produjo después de que la Ley de la Reserva Federal había liberado a la gente de la responsabilidad y de los medios para emitir un juicio correcto. Los frenéticos esfuerzos del gobierno para «crear» un sano equilibrio económico a través de las fuerzas legislativas, nos ha traído al actual estado de inseguridad crónica y de dependencia colectiva.
Sin embargo, al gobierno rara vez se le echan en cara las dificultades económicas por las que pasamos. Después de todo ¿no ha venido intentando curarlas desde hace 40 años? La culpa se la echan al capitalismo.
La acusación de que el capitalismo explota al trabajador se ha venido repitiendo con tanta insistencia, que se le acepta comúnmente como cosa cierta sin pensarse mucho. Que quede aquí establecido, que el capitalismo es el sistema hecho para el hombre que trabaja. No recompensa al perezoso sino sólo al hombre que está dispuesto a trabajar para obtener un ingreso. Consideremos nuestra situación actual dentro de nuestra economía «mixta». ¿Vamos a creer que al trabajador no se le explota cuando una porción de su dinero que gana se le quita a fuerzas de su sueldo para mantener programas gubernamentales que lo perjudican en vez de beneficiarlo?
Otra supuesta faceta desagradable del capitalismo es que se basa en la naturaleza egoísta del individuo. Esto es absolutamente cierto. El egoísmo consiste en preocuparse primordialmente de los propios intereses. Cualquiera que sostenga lo contrario, o es un tonto o un mentiroso (para usar una antigua expresión). La conservación de sí mismo es lo primordial en todas las criaturas vivientes. Si el hombre no fuera egoísta por naturaleza, ya se habría extinguido. Si, el capitalismo sirve al propio interés de todos y cada uno de los individuos. Lo que simplemente significa que el capitalismo sirve al individuo como individuo, por ello es por lo que debe ser (el capitalismo) el sistema económico de la única nación que ha sido fundada basada en el individuo, los Estados Unidos.
También se dice que el capitalismo promueve la avaricia. ¿De veras? ¿Quién es el codicioso: el hombre que desea alcanzar su sostén y conservar lo que gana? ¿O el hombre que busca una ventaja legislativa, que desea privilegios especiales para competir «equitativamente» en el mercado «libre»?
Obsérvese el clamor a las puertas del Congreso para obtener ayuda financiera para cualquier cosa imaginable. Para mí, el andar indagando lo que los demás producen con su trabajo sí constituye codicia. Todo peso que el gobierno gasta fue antes ganado por un ciudadano de este país. Y no se toma en consideración si dicho ciudadano puede o no pagarlo. Es cuestión de principio; y el principio que se involucra es el derecho que tiene el individuo a poseer lo que ha ganado, escoger en qué forma puede gastar sus ganancias, y el derecho de no ser forzado a sostener programas de «gastos», de «subsidios» o de «caridades» con los cuales personalmente no está de acuerdo.
Pongamos por ejemplo: si a usted se le pidiera una contribución voluntaria, destinada a sostener a un agricultor demasiado estúpido para que siembre un cultivo que no tiene mercado, sin duda alguna, usted se negaría. ¿Quién sostendría voluntariamente un programa semejante? Podría funcionar la primera vez, pero seguramente desaparecería por si mismo si se le quisiera hacer subsistir; y desde luego, en cualquier corte legal se le podría calificar de fraude.
Este no es sino un ejemplo de un «programa» que no debería tolerarse ni sostenerse en forma voluntaria. La lista de empresas contraproducentes, inútiles, ineficaces y totalmente ruinosas del gobierno, es interminable, y muy bien conocidas por muchos de nosotros.
La tendencia inevitable
No es aquí mi propósito probar que el gobierno «maneja los asuntos económicos en la forma más ineficiente posible. La situación, tanto aquí como en el resto del mundo habla por si misma.
Mi punto de vista es que ese es el resultado inevitable de la intervención gubernamental en los asuntos financieros de los ciudadanos. Cuando el gobierno asume el «derecho» de manipular los asuntos económicos, ¿en dónde está el límite? Hasta la fecha, en los EE.UU. no se ha visto dicho límite. Y aquí es donde está el peligro. Todo parece marchar si se le aplica suficiente presión «en el lugar exacto». Esto es vergonzoso abuso de un sistema político diseñado para limitar los poderes del gobierno a fin de que el pueblo se libere de la coacción oficial. Si esto fuera de otra manera (i. e de acuerdo con nuestros principios fundamentales) ¿por qué ese esfuerzo en ocultar la verdad?
El esfuerzo de ocultar la tendencia hacia el estatismo en los EE.UU. se manifiesta por ese crecimiento en el empleo de semánticas evasivas. Las políticas económicas delineadas en el Manifiesto Comunista han sido convertidas en ley escrita en los Estados Unidos bajo el título de «legislación social». La libertad individual gradualmente se va reemplazando por «las necesidades de una sociedad cambiante», i.e. el colectivismo. Y nuestra economía «mixta» se encamina firmemente hacia una «nueva versión de un fascismo completamente maduro bajo el titulo de un «gobierno responsable».
El control económico es la clave de la dictadura política. Y a la inversa, el capitalismo es la clave de la libertad política. Obsérvese que el capitalismo ha sido el primer blanco del comunismo desde un principio. El comunismo, como sistema económico, no puede competir o compararse al capitalismo. Sin embargo, es el sistema más efectivo de dictadura política jamás diseñado, precisamente porque el individuo no tiene el derecho de propiedad.
Causa yefecto
¿ Cuándo es que veremos la relación? ¿Por qué no la vemos ahora? No podemos tener nuestro pastel y al mismo tiempo comérnoslo, también los EE. UU. no son más inmunes a la ley natural de causa y efecto que cualquier otra nación, pasada o presente. La fuerza de una nación reside en la firme devoción por sus principios establecidos. El comunismo no se está extendiendo porque sea un sistema mejor. Se extiende porque los comunistas están plenamente dedicados a luchar por toda faceta del comunismo: y el capitalismo no tiene la misma dedicación a la lucha qué oponerle en su camino.
Los norteamericanos han venido disculpándose por el capitalismo y han venido cediendo, lentamente en un principio, pero con mayor rapidez en lo que va de este siglo.
Donde antes teníamos una estructura gubernamental simple, basada en sólidos cimientos, ahora nos encontramos con una gigantesca superestructura que descansa sobre una mezcla de inconsistencias contradictorias. Donde antes teníamos una prospera y progresista economía, contemplamos ahora un inminente desastre. Por nuestra propia mano ahora estamos divididos, y hemos debilitado y hecho vulnerable el juego muy limpio para todos y para todo.
Figurativa y literalmente, la «mitad del camino» es un lugar peligroso para sostenerse en él. En el mejor de los casos de nota una conducta irracional, y en el peor, tendencias suicidas. Solamente hay dos formas coherentes y diferentes de considerar la vida. Los dos lados del camino; una disyuntiva absoluta: Por un lado está la dependencia colectiva ejerciendo total propiedad política y control económico, lo que significa esclavitud completa del hombre. Este punto de vista queda ejemplificado, en toda su extensión, por el comunismo, que ha prevalecido en diversos grados a lo largo de la historia de la humanidad.
Y la otra (y la única) alternativa, es la libertad individual con sus derechos a la propiedad privada, libertad económica y protección política del individuo como entidad independiente, ejemplificada brevemente (en forma imperfecta, pero muy significativa) por el capitalismo dentro de la historia americana.