Año: 16, Septiembre 1974 No. 326

Las Causas de la inflación

Hans F. Sennholz

No es el dinero en sí, como algunas veces se dice, sino la depreciación del dinerola cruel y astuta destrucción del dinero la causa de muchos males. Destruye la economía individual y la confianza, ya que gradualmente corroe los ahorros personales. Beneficia a los deudores a expensas de los acreedores, ya que silenciosamente transfiere la riqueza y el ingreso de los últimos a los primeros. Genera ciclos de negocio, marca en los mismos, paros o luz verde, éxitos o quiebras e impone daños incalculables para miles de personas. Porque el dinero no es sólo el medio de intercambio económico, sino como tal, la sangre de la economía. Cuando el dinero sufre depreciaciones y devaluaciones induce a controles gubernamentales de precios y salarios, racionamientos, cuotas restrictivas a las importaciones, aumentos en los impuestos, prohibiciones a viajes o inversiones en el exterior, y a una infinidad de restricciones por parte del gobierno hacia actividades privadas. La destrucción monetaria conlleva no sólo pobreza y caos sino tiranía gubernamental. Pocas políticas han sido tan calculadas para destruir las bases de una sociedad libre, como el desordenamiento de la moneda; y pocos instrumentos son tan importantes para la libertad, como un sistema monetario sólido.

Inflación se define aquí como la creación de nuevo dinero por las autoridades monetarias. En un uso más tradicional, es la creación de dinero que visiblemente eleva los precios de los bienes y rebaja el poder adquisitivo del dinero. Puede ser digamos, a paso, a trote o a galope dependiendo del volumen de creación de dinero por parte de las autoridades. Puede tomar la forma de una «simple inflación», en cuyo caso los fines de la emisión de dinero son los de acrecentar los fondos del gobierno para cubrir los déficits presupuestales. Puede también aparecer como una «expansión de crédito» en cuyo caso, las autoridades canalizan el nuevo dinero creado, al mercado de préstamos El gobierno puede balancear su presupuesto pero, para poder estimular los negocios y tratar de promover más empleos, proporciona créditos al sistema bancario.

Las dos formas anteriormente mencionadas son inflación en todo sentido de la palabra y como tal, son aceptadas voluntaria y deliberadamente como política gubernamental.

La muestra, es la era de la inflación. Todas las monedas han sufrido serias depreciaciones. La Libra Esterlina, brillante ejemplo de moneda dura por más de cien años ha perdido casi el 90% de su poder adquisitivo y sufrido cuatro devaluaciones desde 1931. El poderoso Dólar de U. S. de antaño ha perdido por lo menos dos tercios de su poder adquisitivo y continúa disminuyendo en forma acelerada. En el mundo monetario ha habido cerca de 400 devaluaciones, parciales o totales, desde la 2a. Guerra Mundial Muchas monedas han sufrido su total destrucción y sus sustitutos se están depreciando nuevamente.

Las Ideas dan Forma a las Políticas

Las ideas controlan el mundo y las ideas monetarias dan forma a la política monetaria. Varias y distintas doctrinas económicas y monetarias han combinado sus fuerzas para hacer de la nuestra, la era de la inflación. Una doctrina en particular goza de casi universal aceptación: la doctrina de que el gobierno debe controlar el dinero.

Muchos de los grandes defensores de la propiedad y libertad individual se limitan cuando se trata del dinero. Están convencidos de que el dinero no puede depender de los antojos del mercado sino que debe ser controlado por el gobierno o su banca central. Que el dinero sea libre es incomprensible para personas del siglo veinte. Dependen de los gobiernos para que funda sus monedas; para emitir sus notas; determinar «dinero de curso legal»; establecer Banca Central; conducir la política monetaria y estabilizar el nivel de precios. En pocas palabras, confían totalmente en las regulaciones gubernamentales sobre el dinero. Pero, esta confianza en la operación monopolística que opera a través de un proceso político, inevitablemente da cabida a la destrucción monetaria. En efecto, el dinero es inflado, depreciado y ultimadamente destruido en los casos en que el gobierno tiene poder monopolístico sobre él. Control del dinero por el gobierno.

Durante la historia de la civilización, los gobiernos han sido la causa principal de las depreciaciones monetarias. Es cierto, las variaciones en la oferta de dinero metálico debido a nuevos descubrimientos de minas de oro y plata, ocasionalmente afectaban el valor del dinero. Pero estos cambios eran moderados en comparación con los efectuados por el gobierno a través de adulteraciones o emisión de notas inflacionarias. Especialmente, desde el desarrollo del estatismo y la «Sociedad Redistributiva. los gobiernos en todo el mundo se han embarcado en inflaciones sin precedente cuyos efectos desastrosos sólo se pueden asumir. El confiar nuestro dinero al gobierno es como confiar nuestro canario a un gato hambriento.

Desde el tiempo de César en Roma hasta los Presidentes o Primer Ministros contemporáneos, los gobiernos tienen en común lo siguiente: La urgente necesidad de mas ingresos. Los numerosos programas de gastos tales como, la guerra o preparación para la misma, sostenimiento de veteranos, programas de salud, educación, construcciones y muchos más, constituyen fuerte carga para el tesoro público, el cual al final se ve obligado a proveerse de los fondos necesarios recurriendo a la expansión monetaria. Muchos gobiernos dependerán de los impuestos para ciertos de los programas anteriores, pero llega el momento de la disyuntiva de aumentar los impuestos o recurrir a la expansión monetaria. La primera fórmula es impopular y por lo tanto, inconveniente bajo el punto de vista político.

Los Pasos Hacia el Monopolio

El primer paso hacia esta meta fue la creación del «monopolio gubernamental de las fundiciones de moneda». Para asegurar la posesión de metales preciosos que circulaban como moneda, los soberanos prohibieron las emisiones particulares y establecieron su propio monopolio. La fundición de monedas se volvió una especial prerrogativa del poder soberano. Las monedas llevaban el retrato del soberano o su emblema favorito, pero lo más importante, podía cobrar cualquier valor por las monedas emitidas o bien, reducir la proporción de metal precioso en el contenido de dichas monedas y así obtener ingresos adicionales a través de la adulteración de las mismas. Una vez que esta prerrogativa quedó firmemente establecida, el derecho de adulteración en cualquier forma de las monedas emitidas, ya no se discutía. Se estableció el «derecho de corona» que constituía una de las principales fuentes de ingresos.

Un paso fundamental hacia la adulteración gradual de la moneda es el haber desligado la nomenclatura al peso que le correspondía a la unidad monetaria. Este cambio en la terminología abrió, ampliamente, las puertas hacia la falsificación de la moneda.

El siguiente paso de parte del gobierno para controlar totalmente el dinero fue la aprobación de leyes que lo definen como «moneda de curso legal» y que regulan lo que la gente debe considerar como el dinero que puede poseer y utilizar. Este tipo de leyes pierden significación y son superfluas en los casos en que la ley regular y los contratos son respetados. Pero, cuando el gobierno quiere emitir monedas inferiores o valores repreciados, deben usar la coerción en forma de «autorizaciones de curso legal». Entonces, puede circular moneda adulterada o desgastada, a la par con las monedas originales. Puede falsificar la relación de intercambio entre las monedas de oro y plata para descargar sus deudas con moneda sobre valuada o efectuar sus pagos con billetes depreciados. En efecto, media vez las leyes de «moneda de curso legal» quedaron establecidas, la repudiación de las deudas a través de la depreciación monetaria, puede llegar a constituir una de las mayores injusticias de nuestro tiempo. Ejemplo, hubo oportunidad en que una deuda de un millón de Marcos Oro fue legalmente pagada con un millón de Marcos Papel que, en ese entonces, compraban menos de lo que se podía con un centavo de Dólar. En esta misma forma, una deuda de cincuenta billones de Dólares de 1940 puede ahora ser pagada con emisión de Dólares de 1972 que valen menos de la tercera parte del poder adquisitivo original. Con la bendición de las cortes, millones de acreedores pueden ahora ser estafados en sus derechos que serán real y legalmente confiscados.

Pero, el control absoluto del gobierno sobre el dinero se estableció hasta que los substitutos papel moneda y depósitos a la orden adquirieron prominencia. Mientras el gobierno tuvo que efectuar sus pagos en moneda de valor real, las políticas inflacionarias estaban limitadas a la forma primitiva de adulteración de moneda. Con el advenimiento de los substitutos papel moneda, etc. el poder del gobierno se vio fortalecido y el campo de la inflación ampliamente aumentado. Al principio, la gente se familiarizó con el papel moneda como simple sustituto de las monedas verdaderas de oro y plata. Entonces el gobierno procedió a retirar las preciosas monedas que se encontraban en poder de los individuos y concentrarías en su tesorería remplazando así el clásico patrón oro moneda por el patrón oro-lingote. Finalmente, cuando las personas estaban acostumbradas a esta situación y a la emisión de papel moneda el gobierno se negó a redimir dicho papel a su equivalente en oro fijando así un nuevo y muy propio patrón. Todos los controles para evitar la inflación habían quedado ya removidos.

El Papel de la Banca Central

El brazo ejecutor del gobierno que lleva a cabo la inflación es generalmente la banca central. El sistema de Reserva Federal es el brazo monetario del gobierno de los Estados Unidos y a la vez, su máquina de inflación. Tiene el monopolio de la emisión de notas recubiertas con la característica de «curso legal». Se fuerza a los bancos comerciales a mantener sus reservas como depósitos en la Banca Central, la cual viene a constituir el «banco de los bancos» y a poseer todas las reservas del país. Entonces, la banca central conduce su propia inflación expandiendo sus notas mientras mantiene una posición declinante en su relación de reservas de oro a sus pasivos y dirige la expansión crediticias bancaria a través de la regulación de los requerimientos de reserva legal que los bancos comerciales deben mantener con la banca central Dotado con tales poderes, el banco central puede ahora financiar cualquier déficit gubernamental ya sea por medio de compra directa de obligaciones del estado o creando las reservas necesarias para que los bancos comerciales puedan adquirir las nuevas letras de tesorería.

El paso final hacia el absoluto control del dinero por parte del gobierno hacia su destrucción final, es la suspensión de los pagos internacionales en oro, paso que el presidente Nixon adoptó el 15 de agosto de 1971. Cuando un banco central se ha irremediablemente excedido tanto interna como externamente, su moneda puede ser devaluada lo que constituye un incumplimiento parcial en sus obligaciones internacionales de efectuar sus pagos en oro; o, en alarde de abuso contra los extranjeros y los llamados especuladores, el gobierno puede suspender su obligación moral de honar sus obligaciones de pago como es el caso de los Estados Unidos. En todo el mundo, en el momento actual, el papel moneda emitido por los gobiernos constituye más de 120 patrones arbitrarios de moneda que pueden ser manipulados y depreciados al antojo.

La declinación de la libertad monetaria y paralelamente el aumento del poder del gobierno sobre el dinero, dieron nacimiento a nuestra era de inflación. Paso a paso, el gobierno fue asumiendo el control sobre el dinero, no sólo como fuente importante de ingresos, sino también como control vital sobre nuestra economía. El resultado, es una inflación continua. Sólo la libertad monetaria puede impartir estabilidad.

Bienestar e Inflación

Aun de los más nobles políticos y servidores públicos no puede esperarse que resistan el clamor público por más beneficios sociales, bienestar y redistribución económica. Esto, inevitablemente conduce a un sinnúmero de programas de gastos que vienen a constituir una fuerte carga para el tesoro público. Las personas están convencidas de que el aumento del gasto público puede proporcionarles empleo total, prosperidad y a la vez, crecimiento económico. Cuando los resultados demuestran que lo esperado no se realizó, se demandan nuevos programas y por consiguiente se inicia un nuevo y mayor gasto público. Cuando las condiciones económicas empeoran, el chasco que se ocasiona alimenta el radicalismo, el cinismo, etc., pero sobre todo, crea un mayor conflicto social y económico. Y como resultado del aumento de los gastos de gobierno se causa un enorme aumento en los impuestos, un déficit crónico presupuestario y una desenfrenada inflación.

Cuando los gastos del gobierno sobrepasan los ingresos por impuestos y sea necesario cubrir los déficits presupuestales con créditos o expansión monetaria, sufrimos inflación y sus consecuencias. La unidad monetaria tiende a depreciarse y los precios de los bienes y servicios a aumentar. Grandes aumentos en la cantidad de dinero inducen a las personas a disminuir sus ahorros o tenencias en efectivo, lo que, en términos de los economistas matemáticos, aumenta la «velocidad» del dinero y su valor se reduce aún más. Sería futil llamar a estas personas «irresponsables» mientras el gobierno continúa aumentando las existencias de dinero

Las Presiones Laborales

Una potente causa de la inflación es la inflexible presión sobre los salarlos ejercida por los sindicatos. Es cierto que los sindicatos no encarecen directamente el dinero o los créditos, pero su política de elevar los costos de producción inevitablemente causa estancamiento, paralización en los negocios y desempleo. Es por eso que las plazas fuertes de los sindicatos son los centros de desempleo. Los gobiernos democráticos no se atreven, por razones políticas, a oponerse a los sindicatos, por el contrario, hará todo lo que esté en su poder para reducir las presiones de los grupos de desempleados. Les concederá beneficios de desempleo y emprenderá innecesarias obras públicas para impedir esta situación. Al mismo tiempo, expenderá el crédito lo que vendrá a reducir los salarios reales y a fomentar el empleo.

La demanda de empleo es determinada por los salarios. Salarios altos reducen la demanda, salarios bajos la aumentan. Ya que la inflación reduce el salario real, verdaderamente crea empleos. Cuando los precios de bienes y servicios aumentan mientras los salarios permanecen inalterados o bien, los precios aumentan a una velocidad mayor que los salarios, la mano de obra resulta más beneficiosa para los empleadores. Por supuesto, todo lo anterior queda anulado por ciertos factores como aumentos en los salarios mínimos, mayores beneficios para los desempleados y hasta pactos colectivos de establecer cláusulas sobre «el costo de vida» que tienden a prevenir la baja del salario real por depreciación monetaria.

Las demandas laborales pueden ser exorbitantes, sus huelgas peores y más prolongadas y las pérdidas causadas a los negocios y al público en general, tan grandes, que producirá un clamor pidiendo al gobierno controles de salarios. Con el control de salarios vendrá el control de precios y todas las consecuencias de un sistema controlado por mandato.

Para dar una justificación «científica» a la política inflacionaria, un grupo de economistas contemporáneos han desarrollado intrincadas teorías comúnmente conocidas como nueva economía. Básicamente, todos conceden al gobierno el poder mágico de crear riqueza real de la nada, de aumentar el «ingreso nacional» a través de unos pocos minutos de esfuerzo de la banca central y sus imprentas. Unánimemente condenan el patrón oro que para ellos significa dominación por «fuerzas externas» y una negación a la independencia nacional en asuntos económicos. Por supuesto, la «independencia» que tan celosamente predican es equivalente al control del gobierno sobre los asuntos económicos. Ellos quieren «dinero sin respaldo» o sea dinero del gobierno sin las limitaciones que le impondría un producto como es el oro. Aunque a algunos nos permitirían comprar y mantener monedas de oro o lingotes saben perfectamente que las leyes de tenencia legal, que apoyan el dinero sin respaldo, nos niegan el derecho a usar el oro en intercambios económicos lo que relega las monedas a función de atesoramiento o para coleccionistas numismáticos.

Sólo el dinero libre es dinero sólido. Esto es por lo que uno debe ser desconfiado de cualquier proposición que conceda al gobierno mayor control sobre el dinero. Una reforma monetaria sea doméstica o internacional que no tienda en lo posible a desmantelar este poder, no podrá proporcionar estabilidad monetaria. Estará destinada a conducirnos a más inflación, depreciación y a un trastorno y declinación económica. Dinero sólido significa patrón de moneda de oro lo que hace que el valor del dinero sea independiente del gobierno así como la cantidad de oro es independiente de los deseos y manipulaciones de los oficiales gubernamentales y los políticos. No necesita «reglas del juego», ninguna persona arbitrariamente deberá vigilar ni ningún gobierno decidir. Nace en la libertad y sigue la inexorable regla económica.