Año: 23, Octubre 1981 No. 496

LUDWIG EDLER VON MISES

(1881-1973)

Por Rigoberto Juárez-Paz

El 29 de septiembre se cumplieron cien años del nacimiento de uno de los más apasionados y consecuentes defensores de la libertad, la cooperación pacífica y la tolerancia, en nuestro siglo; un siglo en el que, como todos lo sabemos, han florecido y fructificado refinadas y crueles formas de opresión; ha sufrido y está sufriendo la humanidad grandes y pequeñas guerras; y en el que también se ha enseñoreado la persecución ideológica. Un hombre cuyo amor a la libertad y la tolerancia lo motivó a dedicar su larga y fecunda vida a la investigación de los principios que explican el funcionamiento de una sociedad libre y, por implicación, que muestran los grandes beneficios materiales y espirituales de la libertad.

Es así como Ludwig von Mises, de origen y formación austríaca, empezó a estudiar las cuestiones fundamentales de la ciencia económica en la Universidad de Viena; y en 1912, después de someterlo a discusión en el seminario que dirigía Böhm-Bawerk, publicó el libro Theorie des Geldes und der Umlaufsmittel, cuya versión española apareció en Madrid en 1936, con el título de Teoría del Dinero y del Crédito.

En esta primera obra de envergadura von Mises expone, entre otras, la doctrina de que el precio del dinero, al igual que el precio de cualquier otro bien, lo determina el mercado. Pero más importante aún y más característica de la labor intelectual que realizará después, es la doctrina que ahí también expone, en el sentido de que es un error considerar a la teoría monetaria como algo distinto e independiente de la teoría económica, ya que y esta es la idea que Mises desea destacar la teoría monetaria es parte integral de la teoría económica.

En 1969, casi treinta años después de haber llegado a los Estados Unidos de Norteamérica, al igual que llegaron tantos otros pensadores europeos que eran víctimas de la persecución nacional-socialista, Mises publica su último ensayo intitulado El Marco Histórico de la Escuela Austríaca de Economía, la escuela que iniciara Karl Menger (1840-1921) en la Universidad de Viena.

Entre La Teoría del Dinero y del Crédito y El Marco Histórico de la Escuela Austríaca de Economía, la primera y la última de sus obras, hay una extensa bibliografía que conquistó para Ludwig von Mises un lugar prominente entre los más distinguidos pensadores del siglo veinte. El 10 de octubre de 1973 murió en Nueva York Ludwig von Mises, sin haber recibido el reconocimiento que merecía. Ni en Europa ni en América se ha valorado adecuadamente la tarea intelectual que él se impuso y que realizó plenamente por medio de su extensa obra escrita, pero especialmente en los libros Acción Humana y Teoría e Historia.

Pero no debe causarnos extrañeza que un pensador como Ludwig von Mises no haya sido apreciado plenamente en nuestro tiempo. Como él mismo lo señala en una de sus obras, desde sus inicios exhibe el siglo veinte una mentalidad anticapitalista. Ello significa, entre otras cosas, que el siglo veinte se inició negando la libertad económica que es la fuente de todas las otras libertades y proclamando la necesidad de la intervención del Estado en la producción de la riqueza, supuestamente para asegurar así su justa distribución.

A la luz del párrafo precedente tampoco debe causarnos extrañeza (pero sí tristeza) que un siglo que se inició negando la libertad económica haya degenerado en los sistemas de organización social que en nuestros días oprimen a más de dos tercios de la humanidad y amenazan al resto, sin que exista así fuera sólo la esperanza de que se aproximen a la prosperidad y bienestar de que gozan los países que todavía son libres.

¿Qué hemos de entender por Escuela Austríaca de Economía, la escuela en que Mises se formó y a la cual tanto contribuyó? Veamos lo que él escribe al respecto:

«La Escuela Austríaca creó una teoría económica de la acción y no del equilibrio económico o no-acción... trata de explicar los precios que en realidad se pagan en el mercado y no sólo los precios que se pagarían en ciertas condiciones irrealizables. Rechaza el método matemático... porque este método no pone énfasis en una descripción detallada de un hipotético estado de equilibrio. No es víctima de la ilusión de que los valores pueden ser medidos. Siempre ha creído que las estadísticas sólo pertenecen a la historia económica y que nada tienen que ver con la teoría económica. La economía Austríaca es una teoría de la acción humana». (Nuestro énfasis)[i]

Aquí tenemos una síntesis de algunos de los aspectos más fundamentales del pensamiento de Mises. La primera y la última oración del párrafo citado expresan con toda claridad su tesis fundamental: la teoría económica es teoría de la acción humana. Pero esto ha de entenderse en dos sentidos diferentes: el primero, que la teoría económica estudia fenómenos dinámicos en contraposición al estudio de situaciones estáticas. Por esta razón el método matemático resulta ser inadecuado para el estudio de los fenómenos económicos; el segundo, que se hará plenamente explícito después, en Acción Humana, es que la ciencia económica es praxeológica, es decir que la ciencia económica es una teoría general de la acción humana y no simplemente una ciencia que estudia aquellos que tradicionalmente se han llamado «fenómenos económicos». En otros términos, no hay conducta humana que no pueda entenderse por medio de la aplicación de las categorías de la ciencia económica.

Ello implica que el desconocimiento de la ciencia económica constituye una ignorancia mucho más profunda, radical y significativa que el desconocimiento de cualquiera otra ciencia, pues es ignorancia del hombre mismo y de los principios de la organización social. Homo oeconomicus est zoon politikon. Para expresarlo en mis propios términos, el analfabetismo económico es mucho más perjudicial para la vida en sociedad que cualquier otra clase de analfabetismo.

También encontramos en ese párrafo la afirmación de que la Escuela Austríaca «no es víctima de la ilusión de que los valores pueden ser medidos». Ello significa que los valores no son cuantificables. Es decir, los valores expresan preferencias que pueden tener distintas prioridades, pero los valores en si no pueden cuantificarse. Encontramos aquí la llamada «teoría subjetiva del valor», es decir la tesis de que los juicios de valor no describen situaciones objetivas sino más bien manifiestan preferencias subjetivas de las personas que valoran. Los valores no son, pues, cualidades objetivas de las cosas. Los valores no se descubren sino se confieren, a través de nuestras escogencias o elecciones. Las implicaciones de la teoría subjetiva del valor son de mucha importancia, pues dicha teoría es un presupuesto básico de toda la ciencia económica.

«La escuela austríaca de economía», agrega Mises, «es típicamente austríaca en el sentido de que creció en el suelo de la cultura austríaca, que el nazismo anulara más tarde. En este suelo pudo crecer la filosofía de Franz Brentano, la epistemología de Bolzano, el empirismo de Mach, la fenomenología de Husserl y el psicoanálisis de Brueuer y de Freud. En Austria el ambiente estaba libre del espectro de la dialéctica Hegeliana». [ii]

El párrafo citado pone de manifiesto que Austria (léase Viena) ha sido la cuna de movimientos científicos y filosóficos que han tenido un influjo importante en el pensamiento de nuestro siglo. Además, el párrafo citado tiene especial interés para mí porque en él, muy indirectamente, Mises sugiere que la dialéctica hegeliana, fons et origo del marxismo, ha sido una rémora para el desarrollo científico y filosófico. En el párrafo citado él sólo desea afirmar que, a diferencia del resto de Europa, en Austria el pensamiento filosófico no estaba dominado por la dialéctica hegeliana.

Pero a mí me parece muy claro, y hay evidencia de que Mises hubiera estado de acuerdo, que si los austríacos hubieran caído bajo el influjo de la dialéctica hegeliana jamás habría surgido a la vida la escuela austríaca de economía. Gracias a las filosofías anti-hegelianas de Bolzano, Brentano, Husserl y Mach fue posible el advenimiento de la ciencia económica, como la concibieron Menger y Böhm-Bawerk, y de quienes Mises la aprendiera en su juventud.

¿Cuál es el fundamento de mi afirmación? ¿Por qué razón la dialéctica hegeliana, que ha sido tan fecunda en la inspiración de ideas y movimientos políticos, poco o nada ha contribuido al surgimiento de ideas y escuelas científicas y filosóficas?

A grandes rasgos, y según yo veo la cuestión, la respuesta es que el hegelianismo, como teoría del ser, es una metafísica universalista afirma la prioridad de lo universal-abstracto y el carácter secundario de lo particular-concreto; y como antropología filosófica, el hegelianismo parte de, o postula, una concepción colectivista del hombre «el individuo... según la filosofía alemana contemporánea... es la especie, el Todo. Cada hombre es el estado, la humanidad. Cada hombre es la especie, la totalidad, la humanidad». [iii]

Además, el hegelianismo dialéctico se presenta como una super-ciencia universal que desdeña la investigación empírica y cuyas afirmaciones pretenden tener la certeza de las verdades reveladas una actitud abiertamente anticientífica.

En un ambiente intelectual dominado por una filosofía colectivista, como lo es la hegeliana, tanto en su aspecto metafísico cuanto en su aspecto antropológico, no podían surgir ni la filosofía de la libertad ni la economía austríaca. La primera porque, lógicamente, los entes colectivos no pueden actuar y, como resulta evidente al pensar un poco sobre ello, la libertad y la esclavitud sólo pueden ser características de la conducta de entes individuales. La segunda porque, como ya lo hemos visto, para la escuela austríaca la economía es teoría de la acción humana, y damos por sabido que sólo pueden actuar los individuos. El hombre abstracto es una ficción del intelecto del hombre.

Por otra parte, es muy fácil percatarse de que un ambiente dominado por una filosofía colectivista (como sucedió en Alemania y Europa durante el siglo diecinueve y parte del siglo veinte) es propicio para que los pensadores exalten el Estado, la Nación, el Pueblo y consideren a las personas como simples medios para el logro de las finalidades de la colectividad. Como consecuencia natural de todo ello, se postula la absoluta necesidad de que el Estado intervenga en todos los ámbitos de la vida social.

Al referirme a la primera obra de Mises, Teoría del Dinero y del Crédito, decía que su afirmación en el sentido de que la teoría monetaria, lejos de ser independiente de la teoría económica, es parte integral de ella, era característica del programa intelectual que él se impondría después. Mi observación es que dicha afirmación acerca de la relación entre la teoría monetaria y la teoría económica no pertenece a la economía, sino a la filosofía de la economía. No es una afirmación acerca de fenómenos económicos, sino acerca de la relación que existe entre teorías. Hay una gran diferencia lógica entre la afirmación de que el precio del dinero (su poder adquisitivo) lo determina el mercado y la afirmación de que esa teoría es parte integral de la teoría económica.

En Acción Humana, su obra maestra, Mises expone su filosofía de la economía como obligada introducción a sus teorías económicas. De esa filosofía de la economía en esta ocasión sólo me referiré brevemente a su tesis de que la economía es una ciencia a priori. ¿Qué hemos de entender por ello?

La anterior afirmación significa que la economía es una ciencia analítica; que su método consiste en el análisis de conceptos y no en la observación empírica de los fenómenos. Como lo expresa Faustino Ballvé, la economía: «Primero busca las categorías básicas del pensamiento económico. Según von Mises, la acción humana es la categoría fundamental... La categoría fundamental lógicamente implica las categorías secundarias: valor, precio, costo, cálculo». [iv]

He citado a Faustino Ballvé porque, independientemente el uno del otro, los dos llegamos a la misma interpretación de la afirmación de Mises de que la ciencia económica es a priori, y que se puede resumir en dos aseveraciones:

1. Los postulados fundamentales de la economía son proposiciones sintéticas a priori.

2. De esos postulados se derivan, lógicamente, todas las teorías económicas.

El carácter a priori que Mises le atribuye a la ciencia económica requiere, en la primera interpretación, que haya proposiciones sintéticas a priori, es decir que haya proposiciones que son necesariamente verdaderas, pero cuya negación no resulta en una autocontradicción. En otros términos, mi interpretación, que también es la de Ballvé, requiere que la validez de la filosofía de la economía de Mises depende de la validez de la tesis de que los principios de toda ciencia son proposiciones sintéticas a priori.

Ahora bien, ¿podemos afirmar, como lo hizo Manuel Kant hace doscientos años, que la existencia misma de las ciencias requiere que haya juicios sintéticos a priori? Mi respuesta es afirmativa, aunque es necesario calificarla de diversas maneras y no es este el lugar para intentarlo.

Decía al principio de esta nota que Ludwig von Mises es uno de los más apasionados y consecuentes defensores de la libertad, la cooperación pacífica y la tolerancia que ha conocido nuestro siglo. También decía que sus contribuciones al avance de la ciencia económica y la filosofía social no han recibido el reconocimiento que merecen, por causa del colectivismo que ha dominado el pensamiento social de nuestro tiempo.

Y ahora deseo concluir afirmando que en Guatemala, al menos en la Universidad Francisco Marroquín, a Ludwig von Mises se le estudia y se le admira, en parte porque estamos convencidos de la falsedad de las doctrinas colectivistas; en parte porque ningún estudiante de economía puede ignorar a uno de los más profundos economistas del siglo XX; y en parte porque su vida, dedicada a la investigación científica y filosófica y a la defensa de la libertad, constituye un hermoso ejemplo para nuestra juventud universitaria

«Conviene recordar que la acción estatal supone siempre la violencia o la posibilidad de imponerla. Las sumas que el gobierno invierte en cualquiera de sus actividades han sido previamente detraídas a los particulares mediante las correspondientes exacciones tributarias».

Ludwig von Mises, La Acción Humana, Madrid 1968.

[i] L. von Mises, Notes and Recollections, Libertarian Press, South Holland, Illinois, 1978, p. 36.

[ii] L. von Mises, op. cit. p. 39

[iii] A. James Gregor, Contemporary Radical Ideologies, Random House, New York, 1968. p. 39.

[iv] Faustino Ballvé, «On Methodology in Economics», en On Freedom and Free Enterprise, D. van Nostrand Co., Inc. 1956, p. 131.