Año: 24, Octubre 1982 No. 519

KEYNES EL CABALLO DE TROYA DE OCCIDENTE

Juan Carlos Simons

Ulises es recordado por la historia coma el rey griego que tuvo la astucia de vencer a los troyanos tras diez años de luchas sangrientas. El asedio que durante esos años se hizo a Troya, ciudad amurallada que no permitió el acceso de los invasores griegos por la lucha directa, solamente tuvo éxito cuando se utilizó el engaño para dominarla.

Cuentan Homero y Virgilio que Ulises propuso un armisticio a los troyanos, el cual fue aceptado, y como símbolo de amistad el rey griego les obsequió un enorme caballo de madera que ofrendaba a los dioses. Como era demasiado grande para entrar por las puertas de la ciudad, tuvieron que romper el muro.

Dentro del caballo se encontraba Diómedes comandando un grupo de guerreros escogidos. Al entrar la noche éstos salieron del caballo y procedieron a abrir las puertas. Los griegos se precipitaron por astas y por el boquete por donde habían introducido el caballo. En la mañana ya habían tomado la ciudad.

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La táctica de guerra utilizada por los griegos ha sido puesta en práctica cuantas veces el hombre ha querido ganar alguna batalla, ya sea ésta en el campo de las armas o en el ideológico.

Nos encontramos hoy en día, precisamente, en medio de una guerra ideológica en donde día a día se retrocede en favor de las ideas totalitarias que se presentan con distintos disfraces, dependiendo de la estrategia y la táctica adecuadas para el momento.

Que es en el campo de las ideas donde se hace necesario invertir todo esfuerzo para minar el sistema de libertad, es algo que los socialistas conocen muy bien.

En nuestro siglo quizá la idea que mayor labor ha desarrollado para la asimilación de la teoría socialista es la que se conoce como KEYNESIANISMO. Esta teoría tiene la característica de que apareció como salvadora del sistema capitalista, cuando en el fondo pretende su desaparición. Su objetivo es establecer un sistema en el cual el Estado debe ser el principal protagonista del escenario social.

John Maynard Keynes es el economista que mayor influencia ha tenido en las políticas económicas de todo el mundo a partir de la puesta en práctica de sus ideas en la mayor potencia económica del mundo. Podemos decir que su embrujo tuvo un periodo de aproximadamente 40 años, en los cuales se permitió que el engaño económico se convirtiera en un credo político para la mayoría de los países de occidente.

El porqué de la gran influencia de este economista inglés en la política del presidente de los EE. UU., F.D. Roosevelt, no tiene nada de casual, los asesores socialistas del presidente Roosevelt tenían vínculos ideológicos y académicos con sus homólogos ingleses. Y todo era emanación de la misma fuente: la Sociedad Fabiana. [i]

Esta sociedad fue fundada en Londres en 1883, por un grupo de conocidos socialistas cuyo propósito era «penetrar en las unidades cívicas y sociales y encontrar los medios para diseminar ideas sociales contemporáneas, concentrándose más en los objetivos concretos que en las doctrinas».[ii]«Los Fabianos no se constituyeron como partido político, sino que utilizaron la técnica de la ‘penetración socialista de las instituciones políticas existentes».[iii]

Entre los más conocidos fabianos iniciadores de este movimiento socialista están Bernard Shaw, Sidney Webb y Beatriz Potter (esposos), Bertrand Russell, Earl Russell (el tercero), Perey DEvelyn Marks, Lord Kimberley y algunos otros que figuran entre aristócratas que se encontraban, por así decirlo, en desgracia y que intentaban recuperar algo de su posición y poder por medio del socialismo.

La relación entre los fabianos y sus amigos de la vía violenta, los bolcheviques, es algo que consta en escritos de la época. Una de las investigaciones documentales acerca del fabianismo y su relación con los comunistas revolucionarios en años anteriores a la Revolución Rusa de 1917, es la que realizó la Fundación Veritas y que publicó bajo el título «A Veritas Foundation Staff Study». Según dicho documento, los fabianos consideraban «camaradas» a los bolcheviques. «El fabiano inglés George Lansbury escribió: ‘Es naturalmente verdad que ninguno de nuestros camaradas rusos, de Lenin para abajo, comprende realmente la mentalidad de los sindicalistas británicos, pero creo que Lenin la entendía lo suficiente como para saber que a nosotros se nos puede persuadir, pero no obligar, a seguir un curso de acción que no aprobamos... Rusia, Gran Bretaña y el mundo necesitan miles como él (Lenin-ed) para que el socialismo pueda llegar a ocupar su lugar».[iv]

El partido laborista inglés fue fundado en 1918 por fabianos. «Sidney Webb fue el arquitecto de su constitución y el creador de su primer programa político».[v]

Para comprender algunas de las razones que nos permiten relacionar a Keynes con el pensamiento socialista, se hace necesario conocer algo de los vínculos de éste con socialistas fabianos de la época. En Cambridge, siendo Keynes estudiante, mantuvo estrecha amistad con socialistas de la Sociedad Fabiana, tales como Bertrand Russell, Leonard Woolf y Rupert Brookey; era miembro de un grupo fabiano que encabezaba el socialista prominente G.L. Dickinson. Alfred Marshall, profesor de Keynes, ejerció gran influencia en su formación académica, principalmente en cuanto a reconocer que el espíritu de empresa privada es una fuerza antisocial. [vi]

En 1924, J.M. Keynes publicó un pequeño libro basado en una conferencia suya, con el título The End of Laissez-Faire (El Fin del Capitalismo).

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Con estos breves antecedentes podemos tener una idea del destino del pensamiento keynesiano. Si a lo anterior le añadimos el interés de los socialistas fabianos de Estados Unidos por poner en práctica esas ideas en su país bajo una administración ad-hoc que se prestara a la importación de ideas exóticas, entonces se nos completa el cuadro histórico. F.D. Roosevelt, con su política de New Deal (Nuevo Trato), les vino como anillo al dedo para los propósitos socialistas.

Los asesores de Roosevelt, Walter Lippmann y Frank Frankfurter, quienes eran fabianos, tenían buen contacto con Keynes desde hacía varios años antes de que llegaran a tener puestos de importancia en el gobierno norteamericano. Cuando Roosevelt ganó las elecciones a Hoover, solamente era cuestión de tiempo, lo socialistas fabianos de Inglaterra y Estados Unidos se encargarían de hacerle ver al Presidente Roosevelt lo genial que era el ya famoso economista inglés. Con respecto a este punto, el 11 de julio de 1934, Roosevelt le dijo a Frank Frankfurter: «Tuve una magnífica conversación con K y me agradó muchísimo...»[vii]

La «General Theory» («Teoría General») de Keynes [viii], publicada en 1936, se constituyó en la Biblia del gobierno norteamericano y en la substancia que hizo edictos a muchos políticos y hombres de negocios que se favorecían con la implantación de estas medidas.

Es comprensible, aunque no justificable, el que, tanto políticos como algunos empresarios, asimilaran las ideas socialistas de Keynes, ya que éstas proponían una recuperación de la economía con base en estímulos artificiales por parte del gobierno, constituyéndose éste en el eje central a cuyo alrededor giraría la economía de Estados Unidos. Quienes creían tener suficiente influencia y poder, podrían sacar mucho provecho de este sistema. Los políticos (politiqueros, más bien) tendrían oportunidad de ofrecer la solución a los problemas de todos por medio de la acción del Estado; obviamente, ellos tenían que llegar a buenas posiciones para poder cumplir sus promesas.

Los hombres de negocios (algunos, naturalmente) se verían favorecidos de la acción del Estado por las distintas actividades en que, por la política de «New Deal», éste estaría involucrado. Los privilegios, subsidios y concesiones se ponían a la puerta de algunas empresas y todo se presentaba con objetivos altruistas: dar empleo, ayudar al desarrollo de los pequeños, cuidar de quienes no tienen los medios de hacerlo por ellos mismos, ayudar a los pobres, etc.

Por otro lado, si el gobierno está facultado para decidir arbitrariamente qué empresas deberán ser tratadas de manera preferencial, algunos «empresarios» podrán tentar a los burócratas para ganarse sus favores con el fin de obtener «una buena tajada».

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El keynesianismo se basa principalmente en el estímulo artificial de la demanda por medio del incremento del gasto público, lo cual se puede lograr de dos maneras: ya sea directamente, por medio de impuestos y que todos los contribuyentes se percatan de ello, o por medio de un impuesto disimulado, como lo es la emisión monetaria en exceso, lo cual es la principal causa de la inflación.

Los keynesianos se caracterizan por proponer un sistema «mixto» de la economía en donde se supone que sector público y sector productivo complementarán sus fuerzas para lograr un determinado fin, como lo es el de mejorar el nivel de vida de la gente. Esto constituye un canto de sirena que atrae muchos incautos. Sin embargo, bajo el disfraz de «economía mixta» se oculta la verdadera intención del socialismo, cual es la de hacer que esa «mezcla» de estatismo y empresa privada se enriquezca cada día más con una mayor intervención de los burócratas en la actividad productiva.

Los controles de precios, las «empresas» estatales con su característico monopolio por ley, los subsidios, las restricciones a la importación, el control del sistema monetario por medio de una banca central, el ataque a la empresa privada y la imagen del Estado benefactor, son aspectos que distinguen al keynesianismo, cuyas raíces son claramente socialistas y que constituyen las ideas sobre las cuales se ha basado la economía de los países occidentales durante los últimos 30 ó 40 años. Afortunadamente, ante los fracasos experimentados, los aires están cambiando de dirección.

Los organismos internacionales han sido utilizados por los socialistas para internacionalizar la doctrina keynesiana, sin embargo, también en algunos de ellos están cambiando las corrientes.

El Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, fue el proyecto favorito de Keynes y en su organización contó con la colaboración de un personaje amigo suyo que fue asistente del secretario del Tesoro estadounidense; éste era Harry Dexter White, quien era considerado por Keynes como el eje central del desarrollo de sus ideas en los EE.UU.

White fue acusado y procesado años más tarde por el Gobierno por haber pasado información secreta norteamericana al Kremlin. Sus compañeros de espionaje eran Alger Hiss (protegido de Frank Frankfurten, quien era asesor de F.D. Roosevelt), Lauchlin Currie y Frank Coe. Todos eran graduados de Harvard.

En 1939, White intentó que le aprobaran un proyecto de creación de un banco central en Estados Unidos (AIl-American Bank), el cual fue rechazado por inconstitucional. Sin embargo, la idea de hacer un banco central internacional que lograra el control de las economías monetarias de todos los países era un sueño en el que Keyes, White, Hansen, Berle y otros prominentes keynesianos se empecinaron en lograr. Keynes en Europa y White en Norteamérica trabajaban al unísono para su propósito.

El Fondo Monetario Internacional fue creado en la conferencia de Bretton Woods con la representación de 47 naciones. El presidente de la conferencia fue Harry Dexter White. Keynes se contrarió mucho porque no fue su amigo White el Director Gerente del FMI.

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No es necesario tener una ideología determinada, ni ser defensor de alguna doctrina para darse cuenta de que con sólo buscar información histórica puede cualquier persona formarse criterios objetivos basados en hechos irrefutables.

Ahora bien, si analizamos las políticas económicas de nuestros países tenemos que aceptar que hemos seguido al pie de la letra las enseñanzas keynesianas. Hemos estado importando ideas que se pusieron en práctica en los principales países que influyen nuestro comportamiento económico.

No es mera casualidad el que en nuestras universidades tradicionales se haya estado enseñando socialismo durante varias décadas. Los socialistas saben muy bien que es el campo de las ideas en donde se libra la más importante de las batallas. Si se minan las universidades el resultado es una concientización universal que se enfila hacia el totalitarismo y para cuyos propósitos trabajan (consciente o inconscientemente) profesionales de todas las ramas del saber. El efecto multiplicador en la élite intelectual es un hecho conocido y explotado por los socialistas.

Resulta tragi-cómico que en las tradicionales universidades se han enseñado las ideas keynesianas como defensoras y promotoras del sistema de libre empresa. Por el otro lado, se enseña marxismo en forma intensiva. Estas son las únicas dos opciones que han conocido muchos estudiantes. El verdadero pensamiento capitalista no se conoce, mucho menos su fundamentación ética y moral. Es rechazado a priori, sin conocer de él más que lo que les han dicho que fue. Dice el refrán que «No hay mal que dure cien años... ni cuerpo que lo resista». A pesar de que el mal keynesiano está retrocediendo, se hace necesaria una labor ardua y dura para erradicarlo después de haberse propagado durante varias décadas. Los países menos desarrollados tenemos mayor urgencia de romper con las cadenas del keynesianismo, ya que éstas nos han impedido lograr el desarrollo económico y social que necesitamos.

El marxismo y el keynesianismo son los mayores males que se han dado en este siglo. Ambas doctrinas tienen un paralelismo que conducen a lo mismo. Ambas proponen un sistema inventado en donde el Estado es el regulador de la vida de los individuos, y ofrecen solucionar los problemas de la humanidad por medio de este ente. Los dos sistemas prometen una panacea y un mundo basado en una conducta humana distinta a la que poseemos por naturaleza. Ambos, Marx y Keynes, eran ateos.

John Maynard Keynes pasará a la historia, al igual que Ulises el griego, como un personaje que utilizó el engaño y la mentira como armas para vencer al enemigo Sin embargo, en el caso de Troya, era una guerra contra un enemigo fuerte y también astuto. La táctica utilizada por Ulises puede ser aceptada dentro de la estrategia militar. El engaño y la mentira utilizados por Keynes en el campo académico sólo puede conocerse como una estafa intelectual y una traición a los ideales del hombre por lograr su superación y bienestar dentro de un ambiente pacífico y de libertad.

«El economista socialista Joseph Schumpeter, manifestó, mientras se desempeñaba en Harvard, que la «General Theory» de Keynes era estrictamente un golpe político, brillantemente asestado a endosar el socialismo al mundo bajo la apariencia de salvar al capitalismo». «Keynes en Harvard». Edición del Centro de Estudios Sobre la Libertad, Buenos Aires,1981.

[i] El Fabianismo tomó su nombre del general romano Quinto Fabio Máximo, quien utilizó la táctica de dilación para vencer a Aníbal en el 216 a.C.

[ii] Fabianism in the Political Life of Britain.

[iii] Sociedad Fabiana, Columbia Encyclopedia, 2a. edición.

[iv] «Keynes en Harvard», edición corregida del Centro de Estudios sobre la Libertad, sobre el original «A Veritas Foundation Stalf Study».

[v] Ibid.

[vi] Ibid.

[vii] « Life of J.M. Keynes». Keynes en Harvard, pág. 86.

[viii] El título original es «General Theory of Employment, Interest and Money»