Año: 25, Octubre 1983 No. 544

N. D. El artículo que publicamos en esta oportunidad es la parte final de un extracto que el CEES ha estado publicando, con distintos títulos, de un trabajo del autor titulado «Estrategia y Táctica Comunista para América Latina». La mención que Ravines hace constantemente de la revolución comunista de Cuba, es porque cuando escribió este trabajo estaba reciente el asunto cubano. Consideramos que lo dicha por Eudocio Ravines en esa época mantiene su actualidad, sobre todo por los problemas centroamericanos derivados de la revolución nicaragüense.

Estrategia Necesaria Ante el Comunismo

Eudocio Ravines

DESPUÉS DE las incidencias sobrevenidas con motivo del desmantelamiento de la artillería balística del soviet en Cuba y frente a la situación creada en el Caribe, es inequívoco que América Latina ha sido convertida en campo de batalla planetario. Y en terreno mundial de la decisión.

Es inequívoco ya que la Guerra Fría será decidida en el hemisferio americano y en el campo de Iberoamérica. De lo que se decida en este lado del mundo dependerá la suerte de todo el mundo libre. Del triunfo o del fracaso del pensamiento occidental en esta parte de la Tierra dependerá el destino de la humanidad. Si la lucha se pierde en América Latina, quiere decir que se ha perdido la guerra total. Y si la batalla es ganada aquí, pues querrá decir que la guerra ha sido integralmente ganada por Occidente.

Esta situación, las circunstancias que la han creado y que la circundan actualmente, han transformado a América Latina en posición de primera categoría, en campo decisivo de la suerte del conflicto entre el mundo totalitario y el mundo libre. Y esta posición determina una elevada responsabilidad, para todos y cada uno de los latinoamericanos que aman la libertad y que están resueltos a seguir viviendo como seres libres.

Una necesidad imperiosa obliga a comprender que la superioridad soviética respecto de nosotros reside en que mientras Rusia desarrolló una política en concordancia con una estrategia y una táctica, América Latina y Occidente, en general, desarrollan su política bajo el dominio de la espontaneidad. Mientras el mundo comunista tiene fijada una meta, que es la conquista mundial, el mundo libre se mueve a la defensiva, tratando de contener el peligro que le amenaza.

POR LA LIBERACIÓN NACIONAL

EL MUNDO LIBRE trata de contener al comunismo, pero la política general frente a tal adversario carece de estrategia y de táctica. Mientras Rusia y la China Comunista han establecido la dirección del ataque principal, las fuerzas fundamentales, las reservas directas e indirectas, conforme al plan de las diversas fases estratégicas, el mundo libre y América Latina no tienen claras las ideas esenciales con las que se puede y se debe ganar la Guerra Fría, e imponer una victoria total al enemigo.

En primer término, no podrá vencerse jamás desarrollando estrategias con limitaciones nacionales. No puede haber estrategia nacional frente al comunismo, ni menos aún estrategia nacionalista. No puede tener eficacia una estrategia puramente argentina o colombiana, chilena o mexicana. Es obligatorio desplegar una estrategia hemisférica. El despliegue de la acción contra el peligro que nos amenaza tiene que estar presidido por un pensamiento interamericano.

Se torna imperativo arrebatar la bandera de la liberación nacional que ondean los comunistas, para imponerla en la teoría y en la practica, como liberación de la ignorancia, liberación de la inmoralidad, liberación del atraso, liberación de la miseria. Y al hacerlo, es imprescindible empezar demostrando a las grandes masas, en forma persuasiva, que el único camino practicable y realista que puede conducir a esa liberación, es el desarrollo intenso, amplio, profundo del sistema capitalista.

Es imperativo demostrar y probar, hacer palpar, a las mentes menos lúcidas, que los pueblos de América Latina sufren actualmente por falta de Capitalismo, por debilidad, por ausencia de un sistema capitalista vigoroso. Es imprescindible probar que nuestros males no provienen del Capitalismo, sino al contrario.

El comunismo ha creado el prejuicio anticapitalista, explotando los males que promovió y causó el régimen capitalista en su primera edad. Refutar tal tesis y demostrar que es falsa en nuestros días significa forjar en los pueblos la esperanza de una transformación radical de la existencia dentro de la libertad y del respeto a la persona humana. Toda debilidad en la defensa del moderno Capitalismo lleva aguas al molino de la infiltración comunista. Y toda postura anticapitalista resultará siempre favorable a la acción del comunismo, sea cual fuere la intención que la presida.

LAS FUERZAS FUNDAMENTALES

ES FUNDAMENTAL la defensa de la filosofía cristiana, como esencia del pensamiento occidental. Y junto con tal concepción, adversa a la división de la sociedad en clases, es imperativo establecer las fuerzas fundamentales que deben ser defendidas inquebrantablemente.

Esas fuerzas fundamentales son la Propiedad Privada, como institución y, al propio tiempo, como atributo esencial de la persona humana, como derecho consagrado y como fundamento de la sociedad. Bajo la dirección de este principio, es obligatorio abrir fuego contra todo género de confiscaciones, contra toda forma de expropiación sin indemnización, contra toda forma de controlismo estatal que prive al propietario del usufructo de su bien, sin causar daño ni a la sociedad ni a los individuos.

Son fuerzas fundamentales del mundo libre, la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas. Su defensa es un deber que no puede ser regateado por razón alguna. Se comprende bien que, tanto la Iglesia como las Fuerzas Armadas, en tanto que instituciones humanas, son posibles de errores, defectos e imperfecciones. Pero, es obvio asimismo que esos defectos e imperfecciones no pueden ni deben ser explotados en forma que pueda lesionar la fe y la confianza de las masas en esos poderes, el uno espiritual, el otro material y espiritual al mismo tiempo. Siempre y en toda circunstancia, será factible obtener una reforma de esas instituciones, sin servir los planes del comunismo, que tienden evidentemente a su destrucción, por considerarlas columnas de la sociedad libre.

Es una fuerza fundamental del mundo libre en este lado del mundo, la teoría y la práctica del interamericanismo. Los defectos que tiene actualmente el interamericanismo no provienen de lo que él ha realizado hasta hoy, sino de lo que ha dejado de realizar. Su defecto principal es el de no ser integral. Realizador de un progreso extraordinario en el campo jurídico, se ha mostrado débil, inoperante y raquítico, en el terreno económico.

La defensa del Interamericanismo plantea estratégicamente la necesidad y la obligación de oponerse al nacionalismo pervertido, a las posiciones políticas antiyanquis, a la negación de una amplia y profunda fraternidad americanista. Es obligatorio demostrar que el fenómeno sociológico e histórico del imperialismo, que fue realidad en el pasado, en los días presentes es algo que se hunde para siempre y desaparece de la relación entre las naciones americanas.

Se hace menester adquirir la certeza de un hecho irrefragable: todo antiimperialismo yanqui conduce inevitablemente al vasallaje del comunismo. Todo antiimperialismo yanqui desemboca en el coloniaje mental respecto de Pekín y de Moscú. Todo aquel que, en una u otra forma, realiza campaña antinorteamericana, está ayudando al comunismo. No en su etapa marxista-leninista, tal vez, pero sí en su fase estratégica nacionalista-revolucionaria.

DEFENSA DEL ESPIRITUALISMO

LA FUERZA ideológica del mundo occidental residió, a través de dos milenios, en su espiritualismo. El Occidente defendió sus valores, su libertad, su civilización, sus creaciones de todo orden, su cultura, mediante las fuerzas del espíritu. Su quiebra estuvo siempre en las horas en que circunstancialmente se impuso la hegemonía de las fuerzas materiales.

Cuestión estratégica medular, para América Latina, es la reivindicación aguerrida del espiritualismo, frente al materialismo comunista. No habrá lucha eficaz contra el peligro comunista, sin reivindicación enérgica, real, práctica, de los valores espirituales. La esencia del hombre es esencia espiritual. La esencia de su obra, de sus creaciones, de su actividad, es eminentemente espiritual. Por lo tanto, los determinismos materialistas, las «super-estructuras» espirituales, determinadas por las «infraestructuras económicas», deben merecer un rechazo consecuente y categórico de parte de los hombres libres.

El comunismo no debe ser considerado como producto de la economía, ni como engendro de la miseria. El comunismo es una realidad de carácter espiritual, psicológico, en la que interviene, en primer término, el pensamiento y los factores espirituales del resentimiento, de la amargura, del odio, del descontento, de la ambición, del deseo de ganar posiciones muy altas con esfuerzo muy pequeño, de la vanidad, del esnobismo, de la envidia.

A causa de esto, se vuelve cuestión estratégica la problemática de la moral de nuestra sociedad, de la ética de las clases dirigentes, de la austeridad de la Administración Pública, de la limpieza de los procedimientos en la dirección de la sociedad, de las instituciones, de la justicia y hasta de los clubes de fútbol.

Si los latinoamericanos no comprenden que el problema moral se ha vuelto, en nuestros días, una cuestión estratégica de primer orden, la infiltración comunista no podrá ser contenida. Si no se comprende que la decadencia espiritual es el vehículo de la penetración comunista en nuestro ambiente, pues la batalla contra el comunismo no podrá ser librada con ventaja. Si no se libra una guerra implacable contra todo género de corrupción, pues se otorgará al comunismo una preciosa cooperación destructiva.

Cargar el acento sobre los factores económicos, olvidando o subestimando los factores espirituales, los valores morales, la peligrosidad de la decadencia y de la corrupción individual y colectiva, es servir de tono útil en la primera fase estratégica de la operación comunista contra el mundo libre.

POR LA FILOSOFÍA CRISTIANA

ES EVIDENTE imperativo estratégica del mundo libre en América Latina, rechazar toda tolerancia complaciente a las formas y métodos justicialistas. Ni dirigismo económico, ni intervencionismo estatal, ni propaganda en favor de las nacionalizaciones, ni política favorable a la inflación, que es siempre pauperización masiva. Ninguna clase de concesiones a ninguna forma socializante colectivista, adversa a la nítida individualidad de la persona humana real. Ninguna acción, ni de palabra, ni de obra, que tenga intención o propósito anticapitalistas.

Y, sobre todo, como fundamento ideológico esencial, en el corazón mismo de esta guerra ideológica, se plantea como asunto estratégico vital, la formación de una conciencia colectiva, dominada por la filosofía cristiana. Filosofía que no debe ser confundida con la teología, que no debe ser consustanciada con la creencia o la cuestión religiosa. Ni con la actividad común y corriente del católico, ni con la práctica de los sacramentos. Filosofía cristiana que sea concepción de la vida, sentido del mundo, posición ideológica frente a la política, a la economía, a la realidad social. Filosofía cristiana no solamente predicada desde el púlpito sino enseñada en los sindicatos, en los clubes deportivos, en los movimientos juveniles, en los partidos políticos nacionales. Filosofía cristiana como profesión de fe laica y militante. Bajo este nuevo Lábaro, el mundo libre vencerá en esta guerra que es guerra eminentemente ideológica.

«En su primera fase, en su primer grado, el comunicado no puede todavía madurar por completo en el aspecto económico, no puede aún ser completamente libre de las tradiciones o de las huellas del capitalismo. De ahí un fenómeno tan interesante como la conservación del ‘estrecho horizonte del derecho burgués en la primera fase del comunismo».

LENIN, «EL SOCIALISMO UTOPICO Y EL SOCIALISMO CIENTÍFICO».