Año: 26, 1984 No. 570

MERCADO PARALELO

Manuel F. Ayau

Como en algunos círculos económicos Y políticos se considera el establecimiento de «mercado paralelo» de divisas como una posible solución al actual problema de divisas, conviene ponderar ciertos aspectos del mismo.

Hoy día en el país existen dos mercados de divisas: 1) el oficial, en el cual el gobierno obtiene las divisas expropiándolas (venta obligatoria al Banco de Guatemala) a la tasa Q 1 = $ 1 y las vende al mismo precio más comisión de 1% a compradores seleccionados a través de un sistema de racionamiento. Y, 2) el mercado llamado negro por ser ilegal, también llamado libre por ser la tasa de cambio fijada libremente entre compradores y vendedores. Este mercado a ratos es perseguido por el gobierno, a ratos tolerado, y a ratos fomentado.

Hoy se rumora el posible establecimiento del llamado «mercado paralelo» en un próximo futuro, como paso intermedio hacia una devaluación o liberalización del mercado de divisas. ¿En qué consiste este «mercado paralelo»?

El mercado paralelo es un mercado extraoficial, pero legal. Supuestamente no es interferido por el gobierno. La tasa de cambio la fija el mercado (los compradores y vendedores libremente) y existe paralelamente con el mercado oficial.

Las diferencias con el sistema actual son 1) que las transacciones extra-oficiales dejarían de ser ilegales y 2) se permitiría que alguna parte de las divisas producidas por un ciudadano la pueda vender libremente

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Todo mercado necesita abastecedores y compradores.

¿Quiénes son los abastecedores en cada mercado?

Actualmente, para abastecer el mercado oficial, todo productor de divisas tiene que entregar la totalidad de sus divisas al precio oficial a la entidad intermediaria entre vendedores y compradores (el Banco de Guatemala). Actualmente ese precio está entre 30 y 40% más bajo de lo que el productor podría colocarlo libremente.

Para que exista un abastecimiento de divisas para el mercado paralelo debe primero establecerse el criterio con el cual se va a discriminar entre los productores de divisas para escoger quiénes sí y quiénes no pueden vender sus divisas libremente Después deberá establecerse qué proporción de sus divisas pueden vender libremente, y cuál proporción deberán vender al precio oficial, absorbiendo cada quién su pérdida por la expropiación.

Lo anterior deberá establecerse con base en el monto de divisas que el gobierno desea vender al precio oficialmente subsidiado. Para ello habrá que establecer el criterio con el cual se va a discriminar para decidir quiénes serán os que pueden comprar divisas al precio oficial y quiénes no. También, cuál porcentaje de las divisas que necesita el cliente puede comprar en el mercado oficial y cuánto habrá de comprar en el paralelo.

Este criterio de discriminación generalmente toma en cuenta los requerimientos del gobierno propiamente, más los de las actividades consideradas prioritarias (ej.: medicinas y combustibles) para el mercado interno. La experiencia en otros países durante el período de transición (que a veces se vuelve permanente) es que la entidad oficial intermediaria adopta medidas dilatorias para mandar a la clientela al mercado paralelo. Mantiene el precio oficial, pero... «no hay divisas». Igual que en la actualidad, pero hoy, al recurrir al mercado libre-negro, se está violando la ley y se corre el riesgo de ser aprehendido o estafado sin recurso de defensa legal.

Algunas personas consideran que la ventaja del mercado paralelo, es que le quita un peso de encima a quienes, en medio de toda la confusión actual están salvando a Guatemala de una parálisis total corriendo el riesgo de ser apresados. La función del mercado negro es apreciada en diferente grado, mayormente por quiénes su vida ha sido salvada porque quien Importó medicina pudo recurrir a los dólares «negros». Otros lo observan como un fenómeno raro, y hay quienes lo equiparan a un acto de traición. Existe, pues, gran desacuerdo.

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El Sistema de Racionamiento

Ambos mercados, el paralelo y el oficial, necesariamente tienen que racionar para decidir quiénes compraran divisas y quiénes no, pues la cantidad disponible siempre será escasa. El mercado oficial discrimina de acuerdo con el grado de esencialidad determinado según el criterio oficialmente adoptado, y establece cuotas y listas.

El mercado libre discrimina a través del precio: cuando hay pocas divisas disponibles, el precio sube y elimina así a aquellos usos de divisas que los participantes en el mercado consideran no rentables, es decir, marginales.

Cuando las divisas abundan, su precio baja y alcanzan para usos otrora descartados por ser marginales.

En todo caso, es necesario el racionamiento.

En la práctica resulta así: Supongamos que se va a racionar el gasto de las divisas para fertilizantes. Supongamos que de una manera u otra, resulta que la importación del mismo disminuye en 20%. ¿Cuál sería la diferencia en la forma de operar esa disminución obligada del consumo de divisas para fertilizantes dentro de los dos mercados?

En el mercado oficial algún funcionario se verá obligado a decretar que todos los usuarios por parejo disminuirán su consumo de fertilizantes en un 20%, sin considerar el costo-beneficio de esa asignación de divisas.

En el mercado libre, el precio de la divisa aumentaría a manera de ir eliminando el uso de fertilizante en orden inverso a la rentabilidad de su uso. El uso más rentable de fertilizante se conserva, el uso menos rentable queda eliminado precisamente por ser marginal, al nuevo precio.

A su vez, el aumento del precio de la divisa va a incrementar la rentabilidad de los productores de divisas, estimulándolos a producir más divisas, o cuando menos, a no abandonar su producción. Este efecto no se da cuando se raciona «en promedio» en vez de «al margen».

El ejemplo del racionamiento por decreto pone en evidencia lo difícil que es para los «expertos» determinar las cuotas económicamente óptimas.

El mercado lo logra automáticamente.

Desde luego, los escogidos por el mercado no corresponderán a los escogidos por la burocracia, y por lo tanto, incumbe al país escoger cuál criterio de discriminación ha de prevalecer, si el de los consumidores en el mercado o el de los burócratas oficiales. Lo que no se puede evitar es la discriminación en sí. Sólo se podrá escoger si ésta será subjetiva (por burócratas) u objetiva (por el mercado).

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Justificación del Mercado Paralelo

Se aduce que mantener la paridad oficial es necesaria para que el gobierno pueda cumplir sus compromisos, comprando el dólar por un quetzal, ya que si tuviese que comprarlo en el mercado tendría que pagar su verdadero valor, y para poder hacerlo, tendría que subir los impuestos.

Cuando el gobierno compra cualquier otra cosa, paga el precio de mercado. Cuando el gobierno compra un quintal de maíz, lo paga con quetzales que recaudó con impuestos. Igual es cuando compra un dólar, con la diferencia que para cubrir el precio de Q.1.40, obtiene Q.1.00 del sistema impositivo general (de la bolsa de todos), y los otros cuarenta centavos de la bolsa del que produjo los dólares. De todas maneras, el costo del dólar es el valor real del mercado, y no lo que el gobierno le paga al productor. Para aclarar lo anterior, pensemos en un ejemplo: Su casa vale Q 50,000, y el gobierno se la expropia por Q 25,000. El hecho de que se la expropia en Q.25,000 no quiere decir que eso es lo que la casa vale. Lo que quiere decir es que para obtener la casa, el gobierno tomó de la bolsa de los contribuyentes Q.25,000 y de la bolsa del dueño de la casa, Q 25,000.

Cuando el gobierno decide expropiar y pagar menos, esa diferencia de valor la ha pagado el vendedor obligado, aunque no esté consciente de ello. Por ello, esta diferencia corresponde a un impuesto.

Cuando el gobierno, para comprar gasolina obtiene dólares a la paridad oficial, toma de los contribuyentes un quetzal y de los productores de exportaciones los otros cuarenta centavos. Resultan así los que producen para exportación sujetos a un impuesto de exportación de 40% (adicional a los otros), cuyo producto se utiliza para subsidiar escogidas importaciones que se consideran muy importantes. Resulta así, para sorpresa de algunos, que los productores de azúcar, café y algodón subsidian el consumo de gasolina.

Como el gobierno tiene solamente una fuente de ingresos: los impuestos, lo único a establecer es quiénes los pagarán. En un mercado libre, el gobierno compra los dólares con fondos provenientes de todos los contribuyentes. En el grado que los confisca, en ese grado obtiene los fondos del sector confiscado.

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Por último, el mercado paralelo de divisas es una opción a considerar. Involucra: 1) escoger a quiénes y en cuánto se les continuará expropiando y parcialmente confiscando sus divisas, y a quiénes no, y 2) escoger quiénes tendrán opción a esas divisas a precio preferencial y quiénes no.

Dado el aumento en poder discrecional de parte del creciente número de burócratas, deberá establecerse rigurosos controles para garantizar la probidad del aparato administrativo.

Debido a que el incentivo a la corrupción aumenta en proporción a la discrepancia entre tasas de diferentes mercados, se debe prever el aumentar el gasto burocrático en auditoría y control del sistema, cuando ya existan tres mercados: el oficial, el paralelo y el negro, el cual subsistirá, debido a que sin duda, el mercado paralelo no será verdaderamente libre sino operará con «certificados de divisas libres».

«El Gobierno de Guatemala pretende ignorar la relación directa entre la equivocada política monetaria y cambiaria, en el sentido de «mantener» oficialmente una paridad artificial de nuestra moneda con el dólar, y el desempleo existente (principalmente en el campo). Sin embargo cada día se hace más evidente dicha relación».

CEES.