Año: 30, 1988 No. 665

N. D. El Doctor Juárez-Paz, B.S., M.A., Ph. D es graduado por las Universidades de Indiana y Minnesota de los EE. UU. ha sido profesor de las Universidades de Minnesota. Pennsylvania, Universidad de San Carlos de Guatemala, y actualmente de la Universidad Francisco Marroquín de la cual es Vicerrector, e imparte el curso de Filosofía Social. Es autor de Ensayos sobre Teoría Etica. Filosofía Española Contemporánea y Educación Universitaria.

NOTA SOBRE LAS IDEOLOGIAS

Por Rigoberto Juárez-Paz

Una ideología es un conjunto de ideas, doctrinas o teorías acerca de los aspectos económicos, políticos, jurídicos y morales de la vida del hombre en sociedad. Una ideología es, pues, una filosofía social. Además de las teorías que pretenden describir la realidad, la filosofía social comprende los valores de la tradición cultural a la que la filosofía en cuestión pertenece y que son compatibles con la descripción de la realidad que proveen la ciencia económica, la ciencia política y la ciencia jurídica.

En otros términos, los valores que una ideología pretende realizar no pueden ser contrarios a la realidad que descubre el análisis científico de la vida humana. Tampoco pueden ser ajenos a dicha realidad. Si se insiste en postular valores irrealizables, como es frecuente, se cae en utopías que no es posible rebatir con medios racionales (precisamente porque las utopías no son producto de la razón) o se cae en el engaño deliberado.

Una ideología es, pues, un conjunto de teorías científicas sobre las que se ha construido un sueño. Una ideología es un sueño que tiene raíces en la realidad. Tal vez sea imposible entusiasmar a un conglomerado social acerca de la estructura sub-atómica de mundo físico, pero si es posible entusiasmar a una nación para que los ciudadanos contribuyan, incluso con sus haciendas y sus vidas, a la realización de un proyecto social a la realización de un ideal político. Los ejemplos abundan.

Justo es reconocer que la mayor parte de la humanidad vive en condiciones tan insatisfactorias que cualquier ideología que alimente sus esperanzas de mejoramiento encontrará prosélitos, sea esa ideología un conjunto de errores, o un engaño, o una promesa razonable de la que se puede lograr a través de la acción política que se funda en el conocimiento de la realidad del hombre en el mundo.

Puesto que la ciencia que sustenta las ideologías es de necesidad ciencia social, cabe preguntarse si es posible que exista una ciencia social trans-ideológica, es decir una ciencia cuya validez sea independiente de los valores, los sueños o las aspiraciones de un líder, o de determinado grupo, clase social, o partido política Nadie pone en. duda la posibilidad de la existencia de las ciencias naturales. Tampoco se duda de la posibilidad de las ciencias formales ni de su validez.

En términos generales, los pensadores marxistas afirman que la ciencia social trans-ideológica es imposible, mientras la sociedad esté divida en clases. Para ellos «toda conciencia es conciencia de clase», de modo que las ciencias sociales fundamentalmente reflejan los- intereses los valores y los sueños de determinadas clases las llamadas ciencias sociales sólo encarnan los prejuicios, los intereses y los valores de las clases dominantes. Hablar de la ciencia en que se basa una ideología, según ellos, es realmente hablar de lo mismo, es decir, es hablar de otra ideología, ya que no hay ciencia social sólo hay ideologías, mientras la sociedad esté divida en clases. Esta afirmación, por supuesto no es ideológica sino científica, según ellos, es decir que tiene validez universal.

Por el contrario, la ideología o filosofía social neo-liberal no sólo considera que a postura marxista es insostenible sino que afirma, desde el punto de vista de a teoría meta-científica, que la ciencia fundamental del hombre en sociedad es la Praxeología o teoría general de la acción humana. Esta ciencia de la acción humana se ocupa de describir las características que definen toda acción (pasada, presente o futura) La Praxeología es una ciencia formal de la que se derivan la economía, la historia, la sociología y las demás ciencias sociales.

Para ilustrar, considérese cualquier acción, es decir cualquier conducta humana deliberada. Usted está leyendo este artículo, por ejemplo, porque decidió hacerlo. El leerlo es para usted un medio o parte de un medio para alcanzar alguna finalidad próxima o de mediano plazo o remota. Puede estarlo leyendo para pasar el tiempo, o para aprender algo nuevo. También es importante señalar que al decidir leerlo le atribuyó más valor a este folleto que a todas las otras posibilidades de conducta. Usted dejó de hacer lo que podría haber hecho si no estuviera leyendo. Yo también dejé de hacer otras cosas para escribir esta nota. Al igual que usted, yo también creo (aunque puedo estar equivocado) que de esta actividad derivaré mayor beneficio que el que pude obtener viendo televisión. Toda acción (o toda conducta deliberada) está orientada hacia el logro de algún beneficio para la persona que actúa. Esta es un típica afirmación praxeológica.

Como lo señaló Aristóteles hace veinticinco siglos: «Se cree que toda actividad, artística o científica, en realidad toda acción deliberada o proyecto, tiene como finalidad el logro de algo que se considera bueno». Aquí encontramos en embrión la teoría general de la acción humana o Praxeología.

La cita de Aristóteles provee la ocasión para sugerir que la doctrina del término medio, de la convergencia, o del centro, como criterio para determinar la virtud, tal vez no sea del todo adecuada para fundamentar la postura no extremista de una posición política. El centrismosea de centro-izquierda, o centro-derecha según yo lo entiendo, pretende evitar la violencia de los extremos. El término medio aristotélico, por otra parte, pretende encontrar la virtud de la acción individual entre los extremos La moderación es la virtud en la conducta individual. Pero me parece evidente que un partido político aunque se defina como moderado.en el centro no puede ser moderado en el cumplimiento de la ley, ni en la protección de los derechos individuales, ni en la defensa de la libertad o de la soberanía nacional. En todos estos casos tiene que ser inmoderado o extremista o radical. El eclecticismo es una postura sabia, siempre que no trate de armonizar doctrinas contradictorias o prácticamente incompatibles.

La ideología o filosofía social neo-liberal, desde el punto de vista de la ciencia, se basa en el hecho de que el desarrollo social no es producto del planeamiento deliberado de ningún individuo ni de ningún grupo. Las instituciones sociales se han formado y se han desarrollado espontánea o libremente. Las instituciones sociales han resultado de la interacción de las acciones de los individuos en la consecución de sus propias finalidades. El lenguaje es una institución social que ilustra muy bien el desarrollo espontáneo de las instituciones y de la civilización. Nadie inventó o diseñó el idioma que hablamos, leemos y escribimos. El intento de diseñar su estructura, de establecer sus normas (su gramática) es muy posterior a su existencia y funcionamiento como medio de comunicación Lo mismo ha sucedido con los sistemas jurídicos, los sistemas económicos y los sistemas morales. Todos corresponden a esfuerzos que han hecho los hombres por organizar, planear, sistematizar instituciones sociales que han surgido espontáneamente y que perduran porque son las instituciones que han logrado satisfacer mejor sus necesidades, sean éstas materiales o espirituales.

Por las razones anteriores, un partido político que se basa en la ideología o filosofía social neo-liberal propugna los derechos individuales, la economía de mercado, el método democrático de elegir gobernantes y una ética utilitarista; es decir, una teoría que se basa en los resultados de la conducta, y no en las intenciones, para juzgar la moralidad o la inmoralidad de las acciones.

Una plataforma política neo-liberal también es incompatible con el «constructivismo» político-social, o sea la creencia de que se puede construir la democracia o el socialismo o lo que fuere, en un ambiente de libertad. El neo-liberalismo trata de crear las condiciones para que los ciudadanos construyan, cada uno a su manera y según sus propias preferencias, la sociedad en que ellos quieren vivir. Nadie tiene el derecho de imponer a otros una forma de vida Uno puede exhortar, predicar, sugerir otras formas de vida, pero no tiene ningún derecho de legislarlas, aunque sea por el bien de los demás.

«Urge la cientifización o la racionalización del diálogo político. Ya que no es posible que los filósofos sean gobernantes, como quería Platón, sería de gran beneficio para el país que los políticos adquirieran espíritu filosófico»

Rigoberto Juárez-Paz, «Las Condiciones del Diálogo».