Año: 31, 1989 No. 685

N. D. El Dr. Thomas DiLorenzo es Profesor de Libre Empresa en la Universidad de Tennessee, en Chattanooga y Director del Centro de Educación Económica. Este artículo es tina condensación del publicado en el Freeman, en Julio de 1988.

Por qué es Mejor el Libre Comercio

Por Thomas DiLorenzo

Una reciente encuesta entre prominentes economistas estadounidenses, tanto conservadores como socialistas, concluyó que «un economista que sostenga la tesis de restricción al comercio internacional es tan común en nuestro tiempo como un médico que recomendara la aplicación de sanguijuelas». ¿A qué se debe este consenso? Los economistas están de acuerdo en que el libre comercio internacional posibilita mejores niveles de vida en todo el orbe.

¿A qué se debe este consenso? Los economistas están de acuerdo en que el libre comercio internacional posibilita mejores niveles de vida en todo el orbe.

La defensa del libre comercio se basa, en gran medida, en este principio: en tanto el comercio sea voluntario, ambas partes se benefician; de lo contrario, el intercambio no existiría. El comprador de una camisa, por ejemplo, valora más la camisa que el dinero que gasta en ella, mientras que el vendedor aprecia más el dinero. Ambos se benefician de la compraventa. Más aún: no importa si el vendedor de la camisa es de Estados Unidos o de Hong Kong (o de cualquier otro país).

La gran mayoría de fabricantes locales enfrenta actualmente la competencia internacional. Esta competencia obliga a las empresas a mejorar la calidad y a reducir los costos. El proteccionismo, en cambio, fomenta los monopolios, la calidad inferior y los precios más altos.

Los estadounidenses pagan un enorme precio por el proteccionismo: más de 60,000 millones de dólares al año, o sea 1,000 dólares al año por cada familia de cuatro integrantes. A causa del proteccionismo, los consumidores estadounidenses pagan el doble del precio internacional promedio del azúcar, para dar un solo ejemplo.

El libre comercio hace también más eficiente a la economía mundial, ya que permite que las diversas naciones saquen provecho de sus ventajas particulares. Estados unidos va a la delantera en producción de alimentos, en tanto que Arabia Saudita tiene superioridad en petróleo. Los sauditas podrían emprender el riego en gran escala para volverse autosuficientes en materia alimentaria, pero les resulta más económico vender el petróleo y comprar alimentos a Estados Unidos. De igual manera, Estados Unidos podría volverse autosuficiente en petróleo, explotando aún más sus yacimientos, pero le cuesta mucho menos comprar parte del petróleo que necesita a Arabia Saudita.. El comercio entre los dos países mejora el nivel de vida de ambos.

El proteccionismo es tan dispendioso cómo injusto. Resulta más oneroso para la gente que menos puede soportarlo. De este modo,, los aranceles que elevan el precio de los zapatos afectan más a los pobres que a los ricos.

Con todo, pese a los sólidos argumentos en pro del libre comercio, Estados Unidos y el resto del mundo han sido siempre proteccionistas, hasta cierto punto. Esto se debe a que el libre comercio beneficia al público en general, mientras que el proteccionismo favorece a grupos con intereses creados, que suelen estar mejor organizadas, financiadas e informados. Para colmo de males, mucho de lo que se divulga al respecto es información falsa, propagada por los mismos grupos interesados. He aquí algunos de sus mitos más engañosos:

1.- Las importaciones y los déficit comerciales son malos; las exportaciones y los superávit comerciales son buenos.

Pero importar más de lo que se exporta no es necesariamente malo. En la década pasada, la economía de Estados unidos creció más aceleradamente que la de muchos otros países. Esto significa que el poder de compra de sus ciudadanos creció también, comparativamente más No es de sorprender, por tanto, que las importaciones hayan superado a las exportaciones. Otro factor a considerar es que más de la mitad de estas importaciones fue de bienes de capital (maquinaria y equipo). Es un claro indicio de expansión económica el que el país incremente sus compras, tanto dentro como fuera de él, aunque esto eleve su déficit comercial. El argumento de equilibrar la balanza comercial sólo es otra débil excusa para las restricciones del comercio por parte de os grupos con intereses creados.

2. Ser un «país deudor» perjudica la economía nacional.

Que los extranjeros inviertan más en estados Unidos de lo que los estadounidenses invierten en el exterior puede, de hecho, ser benéfico para el país. La nueva planta de Nissan construida por los japoneses en Tennessee, por ejemplo, proporciona empleos, hace a la industria automovilística norteamericana más competitiva y estimula el crecimiento económico.

En realidad, Estados Unidos ha sido un país deudor durante buena parte de su historia, aún de 1787 a 1920, cuando vivió el crecimiento económico más acelerado de toda la historia mundial.

3. Las importaciones acarrean desempleo en el país.

Hay una pizca de verdad en este mito: comprar autos japoneses puede perjudicar al empleo en la industria automovilística norteamericana. Pero en la economía nacional en su conjunto, el libre comercio crea nuevos empleos al bajar los precios y dejar más dinero disponible en los bolsillos de los consumidores. A su vez, el aumento del consumo estimula la producción y el empleo en toda la economía. Por el contrario, en una industria protegida los precios elevados obligan a los consumidores a dismi­nuir sus compras, lo cual reduce el empleo en esa industria.

Debido al proteccionismo en la industria del acero, por ejemplo, el precio de este producto se ha incrementado más rápidamente en Estados Unidos que en el resto del mundo, lo cual ha perjudicado a las compañías nacionales que tienen que comprar acero del país.

Es muy revelador el hecho de que, conforme el déficit comercial norteamericano ha aumentado, haya ocurrido lo mismo con el empleo. Entre diciembre de 1982 y octubre de 1988, la tasa de desempleo en el país descendió del 10.5 por ciento al 5.3. En contraste con ello, con el superávit comercial de los años setenta, el desempleo se incrementó.

4. A causa de la competencia Internacional, la producción manufacturera de Estados Unidos está decayendo.

Actualmente la producción de manufacturas constituye el 24 por ciento del producto nacional bruto del país, comparado con el 25 por ciento en 1950. Más aún: tanto la producción fabril como el empleo están en los niveles más altos jamás alcanzados. Esto es así porque la composición del empleo y la producción sí ha cambiado, como siempre ocurre en una economía dinámica. En general, Estados Unidos no se está «desindustrializando». Esta idea la fomentan quienes obtienen ventajas de ella.

5. Muchos de los empleos de reciente creación en Estados Unidos son de bajo nivel y mal pagados.

El Departamento del Trabajo estadounidense examinó esta afirmación hace poco, y comprobó que no era objetiva. En realidad, de los 2.35 millones de empleos adicionales creados en el país entre octubre de 1987 y octubre de 1988, cerca del 55 por ciento se clasificaron como «gerenciales y profesionales», la más alta clasificación de la dependencia en cuestión.

6. La mano de obra barata extranjera es una ventaja injusta.

Con frecuencia se dice que si, por ejemplo, a los obreros textiles de Singapur se les paga menos de 2 dólares la hora, la industria textil norteamericana, que paga casi 9 dólares la hora puede sobrevivir sin protección. Sin embargo los costos de mano de obra no son el único factor importante en el comercio internacional. Si lo fueran, Estados Unidos no exportaría casi nada, ya que, en general, sus salarios están entre los más altos del mundo. Una mayor productividad, que deriva de la tecnología más avanzada y de la mejor capacitación, puede compensar los salarios elevados. También contribuyen a ello materias primas más baratas, un diseño excelente y muchos otros factores.

7. La protección es necesaria para contrarrestar el dumping.

Numerosas leyes estadounidenses prohiben a los fabricantes extranjeros practicar el dumping (inundar el mercado con productos a precios inferiores a los del mercado) en ese país. Pero cobrar precios más bajos que la competencia temporalmente es una práctica común en los negocios. Las pizzerías, por ejemplo, acostumbran ofrecer sus productos al dos por uno para hacerse de clientela. La gente nunca acusa al dueño de uno de estos negocios de practicar el dumping, quizá porque en el fondo reconocen los beneficios que de ello derivan.

Por otra parte, se afirma a menudo que los gobiernos extranjeros subsidian a sus fabricantes para que puedan vender más barato que las empresas de Estados Unidos, pero esto no justifica el castigar a los consumidores norteamericanos. Esos subsidios constituyen un regalo de los contribuyentes extranjeros. Además, el monto de esos subsidios se ha exagerado.

8. Se necesita una protección temporal para «ganar tiempo» y adaptarme a la competencia

La ayuda temporal al comercio es una expectativa poco realista. A la industria textil estadounidense se le dio un «apoyo temporal» oficial hace 25 años; en la actualidad se le si que dando «apoyo». Pero, a la larga, esa ayuda puede inhibir la innovación. Después de todo, ¿por qué invertir en tecnología, si es más barato cabildear para conseguir más protección?

La Oficina del Presupuesto del Congreso de Estados Unidos estudió los efectos del proteccionismo en las industrias textil, del acero, del calzado y automovilística, y concluyó que «laspolíticas proteccionistas no han mejorado la capacidad de las empresas nacionales para competir can los productores extranjeras». En efecto, la inversión a menudo ha decaído en condiciones de protección, y las industrias supuestamente protegidas han quedado aún más rezagadas respecto a la competencia.

9. Estados Unidos debe volver a «hacer su juego», levantando barreras arancelarias contra aquellos países que las levantan contra ellas.

Japón, por ejemplo, protege vigorosamente su industria arrocera, que es pequeña e ineficiente. En consecuencia, los japoneses tienen que pagar casi diez veces más por el arroz del país de lo que pagarían si pudieran comprarlo en el mercado internacional. Que Estados Unidos protegiera de esta manera a sus industrias ineficientes seria tanto como lanzarse en contra de sus propios intereses sólo para vengarse. El hecho de que otros gobiernos perjudiquen a sus ciudadanos erigiendo barreras al comercio no es razón válida para que los consumidores estadounidenses sean castigados en forma semejante.

Las, represalias comerciales pueden volverse un juego peligroso. En 1930, la Ley de Aranceles Smoot-Hawley de Estados Unidos desató una guerra comercial internacional que contribuyó a precipitar la Gran Depresión económica. Docenas de países reaccionaron ante la ley proteccionista con barreras de comercio a los productos norteamericanos. El valor de las importaciones en los 75 países más activos comercialmente se desplomó, y la economía mundial se hundió en una penuria aún mas profunda.

10. El proteccionismo beneficia a los trabajadores sindicalizados.

Esto posiblemente sea cierto en el corto plazo. Debido al proteccionismo se dieron casos en que los sindicatos prosperaron gracias a salarios altos y a la contratación de trabajadores innecesarios.

Sin embargo, cuando la competencia Internacional entró al mercado nacional, como normalmente ocurre, las industrias norteamericanas se encontraron en grave aprieto, pues perdieron participación en el mercado, despidieron a miles de trabajadores, y la afiliación en los sindicatos disminuyó de manera radical. No es mera coincidencia que algunas de las industrias estadounidenses más aletargadas y con personal sindicalizado (la del acero, la del calzado, la del hule y la textil) me cuenten también entre las Industrias más protegidas.

EL PROTECCIONISMO puede rendir beneficios en el corto plazo a os grupos con intereses creados, pero a un costo muy alto paro el resto de la sociedad. Las barreras al libre comercio sólo postergan las inversiones necesarias ante los inevitables cambios económicos. Por ineficientes, inequitativas y contraproducentes, no deberían imponerse.

DIAGNOSTICO DEL ACONTECER ECONOMICO DEL PAIS 1985-1989

Recientemente salió publicada la obra DIAGNOSTICO DEL ACONTECER ECONOMICO DEL PAIS 1965-1989., realizada por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales CIEN, a través de su Presidente Lic. Pablo R. Schneider.

Uno de los principales objetivos de esta obra, escrita en un lenguaje sencillo, es revisar la historia económica reciente de Guatemala para poder examinar los diferentes períodos de crecimiento económico por los cuales ha pasado nuestro país.

En esta obra, se incluye un resumen de los programas económicos más importantes que se han puesto en marcha por la actual administración, a fin de que el lector pueda conocer el marco de política económica que se ha utilizado en los últimos años, y relacionarlo así con los resultados. El estudio abarca aspectos como: El empleo, salarios, el gasto público, balanza de pagos, el comportamiento de los precios, deuda externa y otros temas de importancia para el desarrollo económico del país.

Este estudio contiene un aspecto innovador en materia de indicadores económicos. Por primera vez se han presentado la medición y tendencias del SECTOR INFORMAL como un reflejo de la interferencia estatal en la operación del mercado.

Con este documento se subraya la necesidad de formular cuanto antes, un planteamiento económico coherente de largo plazo que le dé la más alta jerarquía dentro de la política económica futura del país. al crecimiento económico alto y sostenido. Sólo de esta manera, podrá superarse el significativo deterioro en el bienestar actual del guatemalteco típico.

«El mercado libre no es solamente un sistema de decisiones más eficiente que la más sabia agencia de planificación económica centralizada, pero lo que es más importante, el mercado libre mantiene el poder económico ampliamente disperso».

John F. Kennedy (1962).