Año: 32, Abril 1990 No. 699

N.D. Paul Johnson es un conocido historiador inglés. Entre sus obras recientes más conocidas están: TIEMPOS MODERNOS, LA HISTORIA DEL CRISTIANISMO, LA HISTORIA DE LOS JUDIOS Y LOS INTELECTUALES. Esta nota es una traducción y condensación hecha por USIA de la conferencia dada por el autor en un foro patrocinado por el American Enterprise Institute y la Universidad de Syracuse, en 1980, sobre la política y la moral.

La Base Moral del Capitalismo

Por Paul Johnson

EL FORTALECIMIENTO DEL CAPITALISMO

Los acontecimientos de los últimos años han demostrado ser un punto de división ideológica, que ha estado marcada por un resurgimiento de la potencia y la eficacia del sistema de mercado capitalista y por la desconfianza en la capacidad de las «economías autoritarias» socialistas. La pérdida de credibilidad en el colectivismo constituye la culminación de muchas décadas de pruebas.

En el siglo XX, regiones del mundo vivieron las alternativas colectivistas de manera prolongada. Al parecer han fracasado por completo. En la década de 1980 se despertó la conciencia, principalmente en los centros que se mostraban más renuentes a admitirlo. Varios dirigentes están retomando con desesperación las despreciadas disciplinas de mercado que habían rechazado.

Por su parte, el mundo capitalista sigue creando riqueza. Es claro que el capitalismo, por ser una fuerza natural surgida de los instintos que se hallan en la naturaleza humana y no en una ideología inventada, se modifica constantemente.

LA ECONOMIA AUTORITARIA CARECE DE CREDIBILIDAD

El mundo está al final de una época histórica en la que el capitalismo ha sobrevivido al ataque colectivista y se restablece como la forma primaria en que el mundo lleva a cabo sus fines comerciales. El capitalismo se basa en su neutralidad moral, el sistema de mercados le brinda eficacia y poder, tiene un solo fin y por eso es productivo. Es ciego a otros factores: la clase, raza, color, religión, sexo, nacionalidad o credo. Es impersonal y responde con velocidad y exactitud a los factores del mercado.

El capitalismo debe aceptarse como el medio primario para la producción de riqueza y puede promoverse con leyes para las industrias y la minería que normen lo relacionado con monopolios y el comercio; leyes que restrinjan las formas en que el sistema de mercados pueda verse distorsionado a causa de la codicia humana.

La creación de estos tipos de control son simples intentos de corregir los excesos del capitalismo, pues si se le confiere un propósito moral, se arriesga a interferir con el mecanismo de mercado básico que le da el poder de crear riqueza. Si se intenta utilizar al capitalismo para promover una igualdad de la riqueza, imponiéndole un sistema de impuestos agudamente progresivo y redistributivo, se frustra su fuerza dinámica y es posible que uno termine empobreciendo al otro. Cuanto más se interfiere con su mecanismo imponiéndole objetivos morales, funciona menos eficientemente.

SEIS FORMAS PARA QUE EL CAPITALISMO FUNCIONE

La primera consiste en proveer a la economía capitalista de un marco legal que establezca una base moral, teniendo como objetivo fundamental que en una sociedad justa debe prevalecer la igualdad absoluta ante la ley. Esto fortalece el poder del capitalismo.

La segunda es que la sociedad capitalista respalde y ponga en práctica el concepto de la Igualdad de oportunidades, este sistema prospera bajo el régimen del mérito, que consiste en identificar y recompensar el trabajo humano. Para aplicar esta medida se debe educar en la justicia.

La tercera es liquidar las corporaciones públicas, de modo que se conviertan en propiedad de millones de pequeños accionistas y no aceptar la nacionalización bajo la forma de una «corporación pública monolítica», que también se le conoce como «el control de los trabajadores», pues esto coloca a la industria en manos de las elites burocráticas, sindicales o de ambas.

La cuarta es el acceso de los trabajadores a la bolsa de valores, que constituye la forma más segura de demostrar esta verdad, frecuentemente oscurecida, porque se le convierte en lema político. Esta política debe aplicarse principalmente en las industrias donde el trabajo es «duro», peligroso y las ganancias son altas, como la minería y la extracción de petróleo. Sin embargo, el que los trabajadores sean accionistas de las empresas no es la única forma de consolidar el capitalismo democrático.

Esto tiene una desventaja que consiste en que su impulso hacia la formación de corporaciones, conlleva tratos tripartitos entre gobierno, sindicatos y grandes empresas, dejando afuera a las pequeñas empresas

Es básico ayudar a que las personas funden sus propias empresas y garantizarles un clima de equidad para que operen; esto se constituye en la mejor manera de promover la igualdad de oportunidades, el acceso del pueblo al capitalismo a nivel nacional y luego al internacional.

La quinta observación es que el capitalismo estimule la libre creación y competencia entre las empresas. Esta medida es un medio ara legitimar a moral de este sistema. El proteccionismo, en cualesquiera de sus formas, de obstruir la eficiencia capitalista al crear industrias privilegiadas; además, priva al consumidor de los frutos totales del mercado. Los intentos de escapar de los rigores de la competencia producen corrupción y fraude. El libre cambio internacional es la versión mundial de la igualdad de oportunidades.

Hay un dilema ante la igualdad de oportunidades dentro de una sociedad sin acceso a una educación de alta calidad El libre comercio no será una realidad en los países más pobres, hasta que disminuyan las enormes discrepancias en capacidades técnicas y comerciales entre las naciones. No creo que se reconozca el funcionamiento normal del mercado internacional como justo y razonable hasta que salvemos esta brecha.

LAS SOLUCIONES A NIVEL EMPRESARIAL NO HAN FALLADO

La acción correcta a nivel moral, demuestra ser la acción correcta a nivel comercial. Las soluciones que se han intentado han sido colectivistas, por ello han fracasado. Ahora debe acudirse a las empresariales tratando de usar el mecanismo de resolución de problemas que brinda el capitalismo de mercado, el cual no ha fallado.

«Se puede decir que el Capitalismo, en lugar de deshumanizar al hombre, le permitió asumir su plena individualidad que el Cristianismo siempre le aseguró tener como dueño de una conciencia moral y de un espíritu inmortal...El advenimiento del capitalismo reflejó e hizo avanzar la individual personal humana».

Paul Jonson, 1980