Año: 33, Julio 1991 No. 730

N. D. Vaclav Klaus es ministro de Finanzas de la República Federal de Eslovaquia en Checoslovaquia. Es miembro destacado del Foro Cívico, la organización política que lleva a Vaclav Havel a la presidencia de Checoslovaquia en 1990

LA ‘PERESTROIKA NO ES LA RESPUESTA

Vaclav Klaus

La transformación de una economía y una sociedad centralmente planificada requiere del abandono de la perestroika porque resulta ser un obstáculo y no un auxilio para su desenvolvimiento.

Tanto en Europa oriental corno en la Unión Soviética, la perestroika se ha deteriorado seriamente debido a las ambiciones intelectuales, tecnócratas y científicas de sus seguidores, quienes no confían en el mercado. Sólo confían en ellos mismos.

Arguyen que primero es necesario reestructurar y reconstruir sus colapsadas economías para luego sí dejar que funcione el mercado. Quieren organizar sofisticados programas gubernamentales, construir infraestructuras e industrias dominantes, seleccionar ganadores y perdedores industriales. Todo financiado por la masiva asistencia de occidente que ellos quieren distribuir.

Quieren ayudar a las empresas que están en problemas y determinar tanto los precios como los intereses y tasas de intercambio de divisas. Todo según sus creencias a priori Simplemente dicho, quieren ejecutar una planificación central.

La República Checa y Eslovaca no desmantelará lenta y gradualmente un sistema económico social y político que degrada y trata injustamente a sus ciudadanos, desperdicia y debilita los recursos de la nación y que ha destruido siglos de nuestra herencia cultural.

En lugar de escoger el camino de las concesiones equivocadamente motivadas, las demoras y los errores y prejuicios ideológicos, tomaremos la vía del pluralismo político, de la propiedad privada y el de una economía de mercado en el más amplio sentido de la palabra.

Nuestro rumbo es claro. Por ello sabemos que la propiedad privada es esencial. Por eso, la piedra angular de nuestro proceso de transformación es la privatización. Las empresas estatales serán privatizadas rápida y masivamente. La velocidad de la privatización deberá medirse en semanas y meses, no en años o décadas. En Checoslovaquia, la legislación clave que autoriza la privatización se aprobó a finales de febrero.

Tres devaluaciones

El segundo pilar del cambio económico es la apertura de nuestros mercados mediante la liberación de precios, que es una condición necesaria para que exista una economía de mercado funcional. En enero, la inflación mensual en Checoslovaquia llegó casi al treinta por ciento. Esto fue producto de una inflación reprimida debido a que el Gobierno establecía los precios. También se debió al crecimiento excesivo de la moneda en circulación.

Desde entonces hemos introducido duras medidas, incluyendo tres devaluaciones sucesivas de la corona checoslovaca. Con este remezón se espera que el problema se corrija «de una vez por todas».

El tercer pilar de cambio requiere de la apertura de la economía checoslovaca al resto del mundo. Se suavizarán las reglas comerciales y se avanzará hacia la convertibilidad de nuestra divisa.

Los impulsadores de la perestroika parecían estar a nuestro lado al criticar todas las irracionalidades del viejo sistema. Pero cuando comenzamos a construir nuestro nuevo sistema, se convirtieron en los principales detractores. Nuestros rivales no desean un mercado genuino. Quieren utilizarlo como un instrumento en sus manos omnipotentes.

En busca de mercados

En el campo doméstico, tenemos que escuchar estos irresponsables argumentos todos los días. Aún peor, tenemos que mantener a distancia voces resonantes similares con autosuficiencia que vienen de Occidente. Son voces que ayudan a desacreditar nuestros esfuerzos porque se centran en los problemas que enfrentamos para llegar a una sociedad libre.

Es cierto que hay dificultades. Desafortunadamente, nuestras reformas radicales han concedido con acontecimientos externos inesperados y desfavorables, en especial el aumento en los precios del petróleo producto de la guerra en el Golfo Pérsico.

Adicionalmente, la caída mundial del socialismo y de las economías centralmente planeadas trajo consigo el fin del Comecon, el grupo comercial del bloque socialista. Aunque el Comecon constituía un seudomercado improductivo y protegido de comercio internacional, con precios y prácticas financieras irracionales, su terminación perturbó las relaciones comerciales con Europa oriental y central.

La cada vez mayor desintegración de la economía soviética nos ha traído problemas. Ya no pueden hacer valer los contratos firmados o sus obligaciones a largo plazo.

Las economías poscomunistas de baja productividad de Europa oriental y del centro estarían en problemas aún sin el colapso del Comecon. Imagine lo que pasaría si los ‘tigres del este del Asia con toda su eficiencia, inventiva y espíritu emprendedor perdieran su mercado estadounidense. Sin duda, caerían en una profunda depresión.

Y ellos, a diferencia de nosotros, no enfrentan las incertidumbres asociadas con nuestros cambios radicales y sin paralelo de los derechos sobre la propiedad. Tampoco tienen gobiernos «blandos», temerosos de usar el poder luego de décadas de abusos del Estado. La situación actual es simplemente intolerable.

Y mientras que todas las medidas de auxilio propuestas por Occidente son de gran ayudapréstamos puente para darnos un margen de acción, asistencia técnica, inversiones a largo plazo en nuestras industrias, no responden a la crisis producto de la pérdida de nuestras exportaciones inmediatas.

Así, al hacer la transición a una democracia de mercado, necesitamos mucho de la apertura de los mercados de occidente. No pedimos políticas más blandas. Solo pedimos que Occidente se centre en buscar oportunidades insatisfechas.

Si Occidente se abre a nuestros productos, no solo nos beneficiaremos enormemente a corto plazo, sino que podremos ingresar más rápidamente al sistema comercial mundial, que es el cimiento de nuestra nueva sociedad.

Mi comprensión de la libertad y de la prosperidad se basa en un sistema mundial de comercio libre, no en instituciones hechas por el hombre. La libertad significa no solo caída de todas las barreras comerciales, sino la eliminación de las instituciones burocráticas, de los intentos gubernamentales por intervenir y especialmente redistribuir la riqueza.

En este caso de intervención gubernamental mi posición sin duda parece excesivamente radical para muchos en Occidente. Pero aquí en Europa oriental hemos vivido por tanto tiempo en un mundo basado en las aspiraciones utópicas y seudoracionales que nos hemos ganado el derecho de estar hipersensibilizados.

Para una Checoslovaquia verdaderamente libre y eficiente, tal actitud es el único punto de partida apropiado.

EL AJO DE LA PERESTROIKA

«La eterna pregunta es: ¿Quién debe mandar? ¿Debe todo hombre ser libre para escoger el camino que cree que lo llevará a la felicidad? O, ¿debe un dictador utilizar a los demás conforme sus propios designios de cómo alcanzar la felicidad?»

Ludwing von Mises (1881-1973), «Burocracia», 1945

LIBERTAD PARA ESCOGER

«La libertad es el derecho de escoger, el derecho de crear para uno mismo las opciones de entre las cuales escoger. Sin la posibilidad de escoger, y el ejercicio de escoger, el hombre no es hombre sino un miembro, un apéndice y un mero objeto»

Thomas Jefferson, 1814.