Año: 34, Abril 1992 No. 747

Friedrich A. von Hayek

(1899 - 1992)

Hayek fue socialista de joven. De allí que «CAMINO A LA SERVIDUMBRE» lo haya dedicado «a los socialistas de todos los partidos». Pocos son los jóvenes que atraídos por las promesas de una sociedad mejor, se molestan en estudiar a fondo hasta sus últimas consecuencias los argumentos a favor de la revolución. Este jóven, sin embargo, dedicó toda su vida estudiar las ideasque tanto le inquietaron;y, en el proceso, ha legado a la humanidad importantes aportes sobre la naturaleza de la sociedad misma y sus instituciones. Sus descubrimientos y teorías dejaron muy atrás los prejuicios y dogmas ideológicos que impiden, muchas veces, una discusión inteligente sobre los temas fundamentales en Cuestión.

En 1974, la Real Academia de Ciencias de Suecia le confirió el Premio Nóbel en Ciencia Económica. En su anuncio oficial de la premiación, la Academia describió así las aportaciones de Hayek.

«Las contribuciones de Hayek en el campo de la teoría económica son, a la vez, profundas y originales. Sus libros y artículos científicos publicados en las décadas de los veintes y treintas despertaron un extenso y animado debate...». «La Academia es de la opinión que el análisis de Hayek sobre la eficiencia funcional de diversos sistemas económicos es una de sus más importantes contribuciones a la investigación económica. A partir de las años treinta, se dedicó a hacer penetrantes estudios sobre los problemas de la planificación centralizada...». «Presentó nuevas ideas respecto a las dificultades de la ‘planificación socialista e investigó las posibilidades de lograr resultados efectivos a través de la descentralización. El principio fundamental que le guió en la comparación de diversos sistemas económicos fue el estudio de cómo se utiliza con eficiencia el conocimiento y la información que se encuentran dispersos entre individuos y empresas. Fue así como concluyó que solamente por medio de una extensa descentralización en un sistema de mercado, con libre competencia y libertad de precios, es posible utilizar plenamente la información y conocimiento difundidos en toda la población».

Hayek, es sin duda alguna, un filósofo social cuyas aportaciones personales y la escuela que dejó en los cinco continentes son responsables de la muerte intelectual del socialismo científico. Es uno de esos raros casos en que la humildad intelectual y la dedicación de toda la vida, han llevado a meditaciones más profundas que las de sólo el entrenamiento profesional como economista para colocarse en el centro de las discusiones de todas las ciencias sociales.

Friedrich Augustus von Hayek nació en la ciudad imperial de Viena, Austria, el 8 de mayo de 1899, en una familia con una tradición científico-universitaria, en una época de profundos cambios en la organización política y social del continente europeo.

Viena era, por aquella época, uno de los más importantes centros de las ciencias, las artes y la política. La gran conflagración social de 191418 le desvió de la inclinación familiar por el estudio de las ciencias naturales hacia los problemas sociales. Estudió en la Universidad de Viena, de la que recibió un Doctorado en Leyes, en 1921, y un Doctorado en Ciencias Políticas, en1923. Ya desde hacia varias décadas que el socialismo se había convertido en la moda académica; Hayek se declaraba a sí mismo como un socialista moderado, y atribuye a esta temprana convicción el hecho de que en su arduo camino hacia la libertad haya tenido que batallar contra sus inclinaciones originales, descubriendo él solo los olvidados principios de la sociedad libre.

De sus convicciones socialistas se fue desprendiendo, poco a poco, debido a la oportunidad que se le presentó de trabajar bajo la dirección del insigne economista Ludwig von Misses. Durante cinco años, Hayek se formó en la disciplina de la Escuela Económica Austriaca, ya por entonces desplazada de las aulas universitarias por la moda académica. En 1927 llegó a ser Director del Instituto Austriaco de Investigación Económica, con el cargo de Vice-Presidente. Durante el tiempo que trabajó en el instituto, hasta 1931, combinó su trabajo de investigación con la docencia. En esa época entró en contacto con muchos de los más importantes economistas del momento. Con uno de ellos, John Maynard Keynes, sostuvo un debate intelectual, en público y en privado, que duró varias décadas. Convertido ya en un experto monetario, publicó en 1929 «Teoría Monetaria y el Ciclo Económico».

En 1931, tras una serie de conferencias impartidas en la Escuela de Economía de Londres, editadas bajo el nombre «Los Precios y la Producción», fue invitado a ocupar la Cátedra Tooke de Ciencias Económicas y Estadística, en la Universidad de esa ciudad, cargo que ocupó hasta 1950. Durante esa época llevó a cabo muchos trabajos de investigación teórica en economía, entre los que destaca «La Teoría Pura del Capital», publicada en 1941. El desarrollo de los acontecimientos que culminaron en la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, lo movieron hacia estudios críticos del ‘método científico aplicado a las ciencias sociales, actitud a la que atribuyó en gran medida la responsabilidad del fracaso del orden social. Le alarmó la incomprensión por parte de los intelectuales de las últimas consecuencias del socialismo en la práctica de la política económica: la planificación centralizada. Para alertar al mundo occidental de tal peligro fue que escribió: «El Camino de la Servidumbre», que apareció en 1944.

En 1950 aceptó una oferta para enseñar la Universidad de Chicago, en los Estados Unidos, por entonces el centro intelectual en ese país dedicado al estudio de la economía de mercado y de la sociedad libre. Muy significativo fue el hecho de que Hayek se incorporara a esa casa de estudios, no como economista, sino como Profesor de Ciencias Sociales y Morales.

Durante su residencia en la Universidad de Chicago publicó dos libros: en 1952 «La Contra-revoluciónde las Ciencias», y en 1960 «Los Fundamentos de la Libertad». Hasta su partida en 1962, Hayek condujo seminarios semanales de carácter multidisciplinario, en los que participaron regularmente alumnos y catedráticos, en discusiones abiertas sobre una gran diversidad de temas que él propuso. Esa amplitud de enfoque quedó plasmada en «Los Fundamentos de la Libertad», en donde muestra la complejidad y fragilidad del orden social, imposible de ser comprendido en su totalidad por una sola mente, menos aún guiado o planificado.

Tras pasar 31 años de su vida en el mundo de habla inglesa. Hayek aceptó, en 1962, el nombramiento de Profesor de Política Económica en la Universidad de Friburgo, en Alemania. Esa universidad era la sede del pensamiento neoliberal alemán, con el que las ideas de Hayek eran bastante afines. A la edad de 68 años, en 1967, se retiró de ese cargo, aunque continuó enseñando. Poco después aceptó el cargo de Profesor Honorario de la Universidad de SaIzburgo, de su nativa Austria. En 1977 la universidad Francisco Marroquín, de Guatemala, lo nombró Profesor Honorario y le otorgó el grado académico de Doctor en Ciencias Sociales «por su entrega ala causa de la libertad yal imperio de la razón en el mundo entero».

Además de los libros ya citados, merecen ser mencionados los siguientes: «Individualismo y Orden Económico» (1948) y «Ley, Legislación y Libertad» (Vol. 1, 1973, Vol. II, 1976, y Vol. III, 1979). De entre sus muchos ensayos destacan dos de ellos: «El uso del conocimiento en la Sociedad» (1945) y «Nuestra Herencia Moral» (1983).

En 1988 publicó su último libro «Fatal Conceit» («La Fatal Arrogancia») que es su crítica final al constructivismo social.

La obra más importante de este CAMPEON DE LA LBERTAD, sin embargo, no son sus libros. Al mismo tiempo que trabajaba en «El Camino de la Servidumbre», propuso una idea que ha tenido importantes consecuencias para la supervivencia de la sociedad libre. Convencido de que son las ideas y las convicciones las que mueven a las personas a actuar, sugirió la creación de un grupo de discusión de los tópicos fundamentales sobre la sociedad. Su objetivo era reconstruir los fundamentos éticos de la libertad, hechos a un lado y olvidados por la guerra. Tuvo que esperar hasta 1947, cuando logró reunir a 39 importantes intelectuales de varios países en una pequeña villa al pie del Mont Pélerin, en Suiza. La sociedad Mont Pélerin, como se llegó allamar, se ha convertido en el foro académico más prestigioso de las ciencias sociales. 4 de los escasos premios Nóbel en Ciencia Económica se han conferido a miembros de la sociedad. Las tres figuras políticas más importantes de la reconstrucción de la post-guerra pertenecieron a ella: Ludwig Erhard, de Alemania, Luigi Einaudi, de Italia; y Jacques Rueff, de Francia. Figuras académicas como Ludwig von Mises, Wilhelm Roepke, Leonard Read, Peter Bauer, Alfred Muller-Armack, Karl Popper, Milton Friedman y Gary Becker, entre otras muchas personalidades influyentes del siglo veinte, han contribuido y se han enriquecido en el crisol de discusión en que se ha transformado la sociedad.

Es gracias a Hayek y a otros miembros de su generación que el curso de la civilización se ha apartado, en general, del «CAMINO A LA SERVIDUMBRE». Todos los esquemas colectivistas se han puesto en vigor; ya no son cosas de ideales y de especulaciones intelectuales sobre la sociedad. En las ciencias y en la praxis esas ideas han sido derrotadas. Cuarenta y cinco años después se ha producido un proceso de marcha atrás, hasta en los centros de poder político más extremos. La amenaza, sin embargo, aún sigue latente bajo otras formas En la era del relativismo moral, en medio de la crisis de valores, lo lógico ha sido adoptar «el camino intermedio». «la economía mixta», el «pragmatismo», «el centrismo» un poco más allá o un poco más acá, «el socialismo de mercado», etc Todo suena razonable y prudente. Quienes así piensan no han comprendido las enseñanzas indebatibles de Hayek. El camino intermedio es necesariamente conflictivo, precisamente porque se queda a medio camino sin alcanzar las metas de un bienestar que sí es posible lograr, y con los peligros de la degeneración del poder siempre latentes. No hay reconciliación posible.

Será en el campo de las ideas y no en el campo de batalla en donde finalmente se llegue a vislumbrar la verdad. Hayek, sin duda alguna, fue un revolucionario de las ideas y un«CAMPEON DE LA LIBERTAD».

Falleció en su residencia en Friburgo, de la República Federal de Alemania, el 23 de marzo de 1992

Juan F. Bendfeldt