Año: 34, Agosto 1992 No. 756

SOBRE EL MERCADO

Manuel F. Ayau Cordón

Muchos de los problemas se deben a falta de comunicación, y parte de esa deficiencia se debe a la muy común falta de precisión en términos y conceptos. En el afán de contribuir a la paz y el progreso, sugiero que discutamos, primero, algunas definiciones y conceptos. Si inicialmente hay desacuerdo, la madurez intelectual exige que busquemos acuerdo en el lenguaje antes de discutir los problemas económicos y sociales, así como establecer algunos acuerdos mínimos. Creo que todos nos sorprenderemos favorablemente del grado de acuerdo que existe entre personas de buena voluntad que aparentemente están en polos opuestos irreconciliables.

Primero, algunas definiciones.

Transacción de mercado: intercambio libremente consentido de lo propio. También se le llama libre intercambio, o intercambio voluntario.

Lógicamente, lo contrario sólo puede ser: intercambio coercitivo de lo propio, es decir, intercambio involuntario. También se le llama transacción coercitiva. En buen castellano, eso se llama despojo, porque quien no dispone voluntariamente de lo propio, deja de ser su dueño. Se entiende que una persona es libre de disponer de lo propio solamente dentro de los límites que exige el respeto al igual derecho ajeno.

En el mundo de la acción y del conocimiento hay áreas cuyas delimitaciones o separaciones no están bien definidas. A estas áreas les llaman «áreas grises». Pero es un error creer que porque hay áreas grises, no las haya negro y blanco. Un ejemplo de claras e inequívocas normas, en blanco y negro, son las prohibiciones de los Diez Mandamientos; ahí no hay nada gris. Igualmente ocurre con las transacciones: obviamente, las transacciones pueden ser solamente coercitivas o libres, pues ni «medio coercitivo» ni «medio libre» pueden existir. En nuestro caso no hay áreas grises: o el intercambio es libre, o no lo es, en cuyo caso es coercitivo.

Las personas son libres para muchas cosas, y no lo son para muchas otras porque podrían afectar iguales derechos ajenos. Allí sí hay áreas grises porque no siempre está claro dónde termina el derecho de cada quien. Todo acto afecta, aunque sea infinitesimalmente, a otros. El simple hecho de respirar consume oxígeno que ya no estará disponible para que lo consuma otro. Por ello el límite de los efectos que una persona puede causar a otra tiene límites, aunque jamás se lleguen a definir todos con precisión. Allí siempre habrá áreas grises. Pero insisto: el hecho de que sí existen áreas grises no significa que no hay áreas negras y áreas blancas.

La condición de libertad solamente es concebible en sociedad. Si no existiera otra persona que coercitivamente pueda violar derechos de otros, a nadie se le ocurriría establecer límites a sus actos. De manera que la libertad sólo tiene sentido cuando hay más de uno, es decir, cuando se vive en sociedad. Consecuentemente, se considera a una persona libre solamente cuando su libertad está limitada por los iguales derechos ajenos, y no por la coacción arbitraria de otros.

El mercado es el proceso a través del cual las personas libremente se comunican, se informan y acuerdan sus intercambios. Por supuesto, no pueden eludir todos los constreñimientos insoslayables de su condición presente, de sus expectativas, o de los iguales derechos de los demás. La ausencia de mercado ocurre cuando alguien impide por la fuerza, o la amenaza de la misma, que los intercambios sean libres.

La ausencia de mercado puede darse de muy variadas formas como el fascismo, el socialismo, e comunismo, el peronismo o justicialismo, la planificación coercitiva, el mercantilismo, el nazismo, etcétera. Lo que todos esos sistemas tienen en común es que no permiten que las personas dispongan libremente de sus bienes, (con la limitación varias veces indicada). Y para no permitir la libertad de decisión evidentemente hay que utilizar la fuerza, porque la libertad es natural e instintiva: todos prefieren decidir para sí. Cuando la coerción no se aplica, se es libre.

Las transacciones por cuenta ajena también son «de mercado», cuando se hacen con el consentimiento de los propietarios. Son coercitivas cuando no son libremente consentidas. Tampoco ha aquí áreas grises: o decide el propietario, o decide alguien por él sin su consentimiento.

Consecuentemente, para un mejor y más útil ordenamiento mental, podemos dividir los sistemas entre: a) los coercitivos y, b) el libre, O sea, entre el autoritarismo y la libertad.

Sobre lo «social». Establezcamos de una vez algún acuerdo sobre ciertas premisas:

1. Como el mercado también es un fenómeno social por excelencia, utilicemos «social», entre comillas, para referirnos a los programas de gobierno que no son de mercado, destinados a ayudar a ciertos sectores, con fondos obtenidos del público con impuestos.

2. Toda ayuda que da el gobierno proviene de impuestos que pagan personas reales, seres humanos específicos, con nombre y apellido. Ninguna ayuda viene de «las clases» pudientes, ni de «sectores» abstractos. Todos esos términos son eufemismos: todo loque el gobierno da para las obras «sociales», se lo quita a alguien.

3. Aceptemos que nadie manifiesta oposición a que se pongan impuestos modestos, para ayudar al indigente y al menesteroso.

4. Muchos se oponen a que se pongan impuestos para ayudar a los pobres que sí pueden encontrar trabajo, especialmente si esa ayuda los va a desalentar a que busquen empleo. Consecuentemente, cualquier programa «social» de ayuda no debe proporcionar la máxima ayuda posible, sino la mínima necesaria, para no fomentar la indigencia con generosa remuneración.

5. Todos se opondrán a que se pongan impuestos para ayudar a los ricos

6. No es caridad ayudar a los pobres con dinero ajeno: solamente es virtuoso ayudar con la riqueza propia. Por simpático que sea Robin Hood, sigue siendo un ladrón. Cualquier proceso de redistribución coercitiva implica, primero, despojar, pues ya está todo distribuido; y luego redistribuir.

7. Los seres humanos son todos distintos. No hay dos iguales. Tanto las cualidades fisiológicas como intelectuales son distintas de personas a personas. La variedad es infinita. También el entorno en que cada persona nace y se desenvuelve es distinto. No existe igualdad de condición o de oportunidades entre seres humanos. Lo más que se puede aspirar es a igualdad de derecho.

8. Igualdad de derechos es distinto a igualdad de oportunidades. Igualdad de derechos significa que todos están sujetos a las mismas leyes. Implica igualdad de trato. Como las personas son distintas, si a todos se aplican las mismas normas, lo resultado serán desiguales.

9. Los miembros de la especie humana no pueden sobrevivir en ausencia de la familia, pues el bebé no es autosuficiente y perece sin la ayuda de sus padres; el anciano también es dependiente. La familia es, pues, la unidad social irreductible y normalmente no perece. Unos de sus miembros mueren y nuevos nacen. No nacen en un vacío, sino dentro del entorno familiar al que pertenecen por el hecho de nacer. Cada generación trabaja para subsistir ella misma, pero también para incrementar el patrimonio familiar. Unas familias tienen más éxito que otras. Consecuentemente, las oportunidades para cada quien dependerán en buena parte del éxito de sus antecesores. Todos nacen en diferente entorno y condición. La igualdad de oportunidades no puede existir sin desigualdad de trato.

10. La disyuntiva siempre será: o aceptamos los resultados desiguales de aplicar normas iguales a todos, o tratamos a todos en forma desigual para igualar resultados.

11. El afán de lograr y disfrutar de mayor bienestar presente y futuro para sí y para los miembros de sus familias, induce a los individuos a la adquisición de bienes, a aumentar sus propiedades. Los bienes que se consideran riqueza, con excepción de la tierra y los recursos naturales, son artificialmente producidos con el trabajo e ingenio del hombre. Sin estos elementos, la tierra y los recursos naturales valen muy poco. Algunos bienes los produce individualmente la persona, en forma aislada, otros en colaboración contractual y libremente consentida con otras personas, y otros los adquiere a través del intercambio voluntario de lo que es propio de los participantes. Es decir, a través del mercado.

12. Algunos bienes se adquieren para ser disfrutados directamente, y otros, para ayudar a producir más bienes. A estos últimos les llamamos bienes de capital. Todo lo que se produce es para ser disfrutado. Es decir que el fin de toda producción es el consumo.

13. En una sociedad basada en el derecho, la legitimidad de la propiedad, es decir, la distribución necesariamente está dada por el proceso de adquisición. Cuando la adquisición se ha llevado a cabo respetando los iguales derechos de los demás, es decir, la libertad de los demás, esa sociedad garantiza la propiedad mediante su gobierno. Fue con esa finalidad que originalmente se buscara y reconociera una autoridad: así surgieron los primeros gobernantes para brindar seguridad a la posesión de los bienes, es decir, para proteger la propiedad privada, fundamento de la civilización: para poder vivir en paz.

14. La propiedad privada cumple muchas funciones sociales (sin comillas). Primero, su garantía produce paz porque sujeta el proceso de adquisición al respeto de la libertad ajena. Es decir, excluye la coerción. Segundo, constituye un instrumento de progreso porque de su libre intercambio (del mercado) surge lo que se llama una estructura de precios relativos. Esta estructura de precios permite a todos los miembros de la sociedad comunicarse, y dar así a conocer sus prioridades, así como los datos pertinentes al estado de cosas en el mundo Estos datos son necesarios para poder usar racional y oportunamente el tiempo y para poder asignar el uso de los escasos recursos con provecho. Esa asignación incluye la distribución del trabajo, base de la especialización. Y tercero, cuando los recursos son privados, existen poderosos incentivos para su provechoso uso y conservación: las pérdidas corren por cuenta y riesgo del propietario específico.

15. No debe extrañarnos, por tanto, que las sociedades que no han logrado proteger propiedad privada (incluyendo la propiedad de contratos) son violentas y pobres, y que con el tiempo ya se esté abandonando el intento de organizar sociedades sin la institución de la propiedad privada.

Resumiendo:

La economía de mercado es el nombre que se le da al proceso de cooperación social en la producción y distribución de satisfacciones materiales en una sociedad que respeta el derecho a la propiedad privada y a la libertad de dedicarse a cualquier cosa que no infrinja los iguales derechos de los demás. Recordemos que la propiedad más preciosa es la propiedad que todos tenemos de nuestra propia persona, y que la libertad no es más que el derecho de disponer de nosotros mismos. En una economía de mercado las actividades de las personas se llevan a cabo por derecho y no por licencia. El gobierno se dedica a hacer efectivos los derechos, y no a prestar servicios comerciales. Los abusos y coacciones están prohibidos y es función prioritaria de los gobiernos evitar lo más posible esas violaciones a los derechos individuales.