Año: 35, 1993 No. 786

N. D. Entrevista con el Dr. Václav Klaus. Primer Ministro de la República Checa, y el Arq. Juan F. Bendfeldt, Director Ejecutivo del CEES, sostenida en el Hotel Las Américas de Guatemala, el 17 de octubre de 1993. El Dr. Klaus visitó Guatemala para recibir el grado honorífico de Doctor en Ciencias Sociales que le otorgó la Universidad Francisco Marroquín.

ENTREVISTA CON VACLAV KLAUS

TA: Las noticias mundiales han destacado los acontecimientos que se suceden desde 1989 en los países que antes quedaban «tras la cortina de hierro». Hoy ocupan la primera plana los violentos eventos en Rusia y durante meses la terrible guerra en Bosnia ha estada presente en los cables y noticieros televisivos. No hace mucho, la violencia fue en Polonia, Estonia y Rumania. La antigua Checoslovaquia, que también inició su reconstrucción en la era postcomunista, por el contrario, ha desarrollado su proceso paralelo en silencio y de forma pacífica. ¿A qué atribuye usted ésto?

VK: Sentimos un poco el que no estemos frecuentemente en las noticias de CNN o en los titulares de los cables internacionales. Pero, por el contrario, eso lo atribuimos a que nuestro proceso lo hemos desarrollado en forma pacífica. Creo que hemos tenido éxito en romper el circulo vicioso de problemas que enfrenta la mayoría de las naciones post-comunistas hoy en día. Hemos tenido éxito en retornar rápidamente a un sistema político normal, y hemos tenido éxito en persuadir a la ciudadanía de que la única forma eficaz de salir de los problemas de la era post-comunista era una reforma radical, que si bien puede ser dolorosa, da resultados concretos. La ciudadanía ya puede palparlos.

TA: Usted ha jugado un papel clave como formulador principal de la política que la República Checa ha seguida. ¿Cree usted que el progreso de sus reformas esta moviéndose a un ritmo más rápido que lo que sucede en los países vecinos?

VK: Estoy seguro de queasí es. El país progresa en todo sentido: político. económico e institucional. La gente de la RepúbIica Checa ya se acostumbró a la más baja tasa de inflación de la región; tenemos una de las tasas de desempleo más bajas del mundo y un presupuesto fiscal balanceado el único en la región. Eso nos ha conducido a la estabilidad monetaria, lo que hace innecesario el atesoramiento de monedas duras extranjeras por parte de los ciudadanos. La gente ya recuperó la confianza en la Corona Checa, nuestra moneda, lo que es síntoma muy positivo de que hemos tenido éxito. La tasa de ahorro interno comienza a crecer, lo que significa que la gente tiene ya una visión positiva de su futuro y de su país.

TA: Antes de 1989, Europa Occidental se movía hacia la unificación sin tomar en cuenta los posibles acontecimientos tras la cortina de hierro, que algunos ya veíamos venir. Lo sorprendente del proceso de derrumbamiento del mundo comunista fue la velocidad Con la que aconteció. Si la República Checa va a emerger de su proceso de reconstrucción post-comunista con una moneda estable y un mercado competitivo, ¿cómo ve usted la oportunidad que presenta la nueva Europa? ¿No han los hechos variado el plan original de Jacques Delhors y de la unificación monetaria?

VK: Son varias preguntas relacionadas. Lo primero que quiero resaltar es el hecho de que el resto del mundo subestimó los cambios invisibles y silenciosos que venían sucediendo por muchos años en los países tras la cortina de hierro, antes de la Revolución de Terciopelo de 1989 como le llamamos nosotros. Pasaron desapercibidos afuera, pero no para gente que como yo los veía evolucionar a diario. Hasta recientemente he podido gozar de algunos días de vacaciones. Antes de la Revolución nos movíamos sin descanso, esperando los acontecimientos cualquier día. Algo ya estaba en el ambiente y nos estábamos preparando a toda marcha para ello. Lo Segundo es que, paradójicamente, nosotros estábamos mucho mejor preparados para el colapso del comunismo que lo estaban en Occidente, sobre todo Europa Occidental que se movía asumiendo una permanencia de las fuerzas soviéticas A nosotros no nos pareció tan extraño, pues desde hacía mucho tiempo que el principal tema de discusión ya era qué hacer después del fin del comunismo. Era el principal asunto de nuestras vidas. Europa Occidental no estaba preparada para un cambio tan drástico y le tomó por sorpresa. Las primeras reacciones fueron bastante extrañas. Por un lado apareció una retórica política con un tono feliz ante el fin del comunismo. Por otro lado, intentó cerrarse a las nuevas posibilidades de una nueva Europa.

El tercer punto, ¿unificación europea? Sí y No. Nuestro lema después de la revolución fue DE REGRESO A EUROPA, lo que capturó un sentimiento checo muy arraigado. Pero eso no significa aceptar el intervencionismo burocrático, centralizado y unificador de la Comunidad Europea. Cuando uno distingue Europa de la Comunidad Europea, asegura, como yo, que la República Checa es una parte de Europa. En cuanto a la Comunidad Europea, queremos ser socios en el debate respecto al futuro de la región. Yo no hablaría de unificación sino de integración, es decir, de un proceso en el cual no perdamos nuestras identidades nacionales que estuvieron suprimidas durante la opresión comunista del llamado proletariado internacionaIista. No queremos volverla a perder bajo ningún esquema de unificación.

TA: Usted ha recibido mucha notoriedad internacional por su firme posición contra los programas de ayuda internacional y su rechazo a las asesorías de los organismos financieros multinacionales. Al mismo tiempo, usted se considera defensor del libre mercado y de políticas que usualmente se asocian con el neoliberalismo. En nuestro medio, y en general en América Latina, muchos creen que las ideas de Milton Friedman son las que están tras el FMI, o que las recetas o modelos del Banco Mundial promueven el libre mercado. ¿Cómo encajan sus políticas en este confuso debate?

VK: Primero, como economista y no como político, leí todos los libros escritos por Milton Friedman, Friedrich von Hayek, James Buchanan y otros de pensamiento afín que definitivamente influyeron mi pensamiento; pero, esa influencia no fue solamente en aspectos económicos sino en aspectos políticos fundamentales. Sin embargo, cuando las reformas o medidas prácticas que hemos adoptado se analizan, éstas no son ni más ni menos que la aplicación de lo que aparece descrito como economía de mercado en cualquier libro de texto. Ya no hay diferencias fundamentales entre los diversos pensadores. Es en las visiones políticas o modelos en los que aparecen diferencias. Se me pregunta a menudo por los periodistas qué modelo es el que seguimos en mi país; si será Suecia, Estados Unidos, Inglaterra o Suiza. Usualmente les respondo con la pregunta de si les gusta jugar tennis, a lo que responden afirmativamente. Y yo les vuelvo a preguntar que si lo que uno busca es mejorar su juego de tennis, si será importante copiar el estilo de Boris Becker, Jimmy Connors o Ivan Lendl, o si es suficiente practicar con un entrenador local. Los modelos son el producto de circunstancias. El modelo nuestro es el modelo checo que busca la forma más rápida para acercarse a lo que no es ni más ni menos que una economía de mercado estándar. Rechazamos los modelos y las recetas importadas. Una economía de mercado, es una economía de mercado, ni más ni menos.

TA: En algunos de sus vecinos países, las ideas de reforma han sido acompañadas por la actitud de proponer un camino más moderado, conciliador, intermedio, la tercera vía, un sistema de equilibrio y compromiso. Si ya tuviera que identificar en qué es diferente el camino por el que Václav Klaus ha impulsado la reforma checa, es precisamente en el estilo sin compromisos que ha rechazado el camino intermedio, Si está de acuerdo, ¿cómo será esta diferencia la clave para el futuro?

VK: Si se comienza cualquier cosa con la visión nublada, que es el camino intermedio o tercera vía, ni se sabe a dónde se quiere llegar ni de dónde se quiere salir. Esto resulta totalmente inefectivo y no funciona. Simplemente no se pueden combinar elementos incompatibles, de mundos distintos. Cuando los políticos lo intentan, tarde o temprano fracasan. Es por ello que debemos ser claros y transparentes en la presentación de nuestra visión al pueblo. El oportunismo no conduce a ningún resultado positivo, y eso es válido no solamente en las sociedades post-comunistas, sino en cualquier parte.

TA: A lo largo de nuestro continente, salvo raras excepciones, el status quo político no cree que es posible construir una plataforma política exitosa basada en las propuestas del libre mercado y de una sociedad de hombres y mujeres libres. Por lo tanto, aunque algunos ya han aceptado la superioridad de esos objetivos, en la práctica sacrifican los principios con el compromiso. Usted parece haber logrado crear el tipode mensaje político claro, y haber sabido comunicarlo con eficacia. ¿A qué atribuye usted que el pueblo de la República Checa haya aceptado y apoyado su propuesta político-ecanómica?

VK: Cuando hablamos de una plataforma política, ésta debe ser definida. Hablar de la economía de mercado y de la democracia liberal como una plataforma no me parece correcto. Creo que es necesario ir más al fondo. Resulta difícil discutir sobre sí la economía de mercado y la democracia liberal son en sí objetivos, o sí son medios para alcanzar objetivos superiores. Para mí son medios para alcanzar lo que podemos llamar una sociedad libre, de hombres y mujeres libres. El mercado y la democracia son los medios para lograrlo, y en este sentido, son los medios más eficaces para conducirnos en la dirección opuesta de donde nos había llevado el comunismo. La plataforma política que hemos propuesto a nuestro Parlamento, y a nuestro pueblo, comienza con la persona individual, luego sigue con la familia, le siguen las comunidades y los municipios, y por último el Estado. Esa secuencia, esa visión ordenadora de las prioridades es absolutamente crucial. No promovimos ni la economía de mercado, ni la democracia per se. Estábamos promoviendo cómo devolverle a la gente su dignidad y su responsabilidad ciudadana. Creemos que existe una ecuación delicada en toda sociedad libre, y ésta es que la libertad implica al mismo tiempo responsabilidad. Esa es la idea que se debe comunicar, con sinceridad y transparencia.

TA: Una interrogante final y sus comentarios sobre esta corta visita a Guatemala. ¿Qué lo trajo a Guatemala?

VK: Debo admitir que nunca había viajado en este continente más abajo de Washington, D. C., lo que considero que había sido un error. No solamente para conocer otras realidades, sino para percibir cómo se ve nuestro país a través de los ojos de quienes nos observan desde lejos. He aprendido mucho de mi breve contacto con la gente de América Latina que he conocido. Guardaremos muy gratos recuerdos de Guatemala y su pueblo. Mi visita se debe a una coincidencia afortunada que me permitió combinar una vista de Estado a la región con un evento particular. Desde hacía algún tiempo que la Universidad Francisco Marroquín me había honrado al invitarme a recibir un Doctorado Honoris Causa en Ciencia Política. Me parecía increíble que un hombre tan poco importante como yo, de un pequeño país del centro de Europa situado a 10,000 kilómetros de distancia, pudiera llamar la atención de forma tan inmerecida. El gran honor que se me ha hecho en esa casa de la libertad, al designarme como miembro de su claustro, es también un honor para la nación checa por su esfuerzo en reconstruir su historia de un pueblo libre.