Año: 37, Agosto 1995 No. 808

N.D. ¿Estamos experimentando el inicio de una nueva revolución industrial? Una combinación entre un rápido y moderno desarrollo tecnológico y une evolución política hacia un mundo más capitalista; con menos países socialistas, parece indicar que así es. En .Fraser Forum, de septiembre de 1994, el laureado premio NóbeI de Economía, Milton Friedman, nos habla de ello pero nos previene de los peligros que pueden frustrar esta segunda Revolución, peligros tales como los todavía existentes impedimentos a un comercio exterior libre, la falta de seguridad del derecho de propiedad, la carencia de la capacitación laboral y la injerencia, socialista aún, de la mayoría de organismos internacionales cuyos asesores predican para los demás lo que ellos no viven en su propia casa.

LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Por Milton Friedman

Hay dos revoluciones que han ocurrido en el curso del último par de décadas. Una es la revolución tecnológica, en particular el desarrollo de métodos más efectivos y eficientes de comunicación, transmisión de datos, palabras, información e imágenes alrededor del mundo, y los avances en materia de transporte. Ese revolución tecnológica ha ejercido, de por sí, una tremenda ¡influencia Sin embargo, dicha influencia ,se ha visto considerablemente acentuada por la ocurrencia de una, segunda revolución: una revolución política.

El suceso más sobresaliente de la revolución política fue, desde luego, el desplome del Muro de Berlín. Pero ese fue tan sólo el evento más dramático. Por ejemplo, no se puede decir con respecto a China que el comunismo esté muerto o se haya desplomado. Y sin embargo, desde 1976, con las medidas adoptadas por el premier Deng, esencialmente se produjo una revolución en el interior de China que tuvo como resultado la apertura del país al resto del mundo. De modo similar, hubo una revolución política en América Latina que, en el curso de los últimos decenios, significó un fuerte aumento en el porcentaje de latinoamericanos que viven en países que pueden describirse correctamente como democracias, en lugar de dictaduras militares.

LA REVOLUCION TECNOLOGICA

Considérense primero los efectos de la revolución tecnológica. Esta ha tenido como resultado permitir que una compañía ubicada en cualquier lugar del mundo utilice recursos localizados en cualquier lugar del mundo, para venderlos en cualquier lugar del mundo. Ya no es necesario limitarse a los recursos locales para producir, localmente, productos locales. De hecho, no sé lo que significa decir <este es un automóvil norteamericano> o <este es un automóvil japonés>. Es casi imposible decir algo ¿si, y lo mismo sucede con respecto a numerosos otros productos.

La posibilidad de que la fuerza laboral de un determinado país pudiera cooperar con la fuerza laboral de cualquier otro sitio tuvo efectos dramáticos incluso antes de que se diera la revolución política. Significó la existencia de una abundante oferta de mano de obra relativamente barata, aunque no necesariamente poco capacitada, lista para cooperar con el capital proveniente de los países industrializados; un capital en la forma de capital físico, pero quizás más importante, capital bajo la forma de capital humano: capacidades, conocimientos, técnicas, capacitación.

Antes del advenimiento de la revolución política, este enlace internacional de mano de obra, capital y conocimiento tecnológicos había llevado a una rápida expansión del comercio mundial. El comercio mundial creció mucho más rápidamente que los ingresos en los diversos países. Condujo a la expansión de las compañías multinacionales. Todo esto auspició un grado de prosperidad en algunos países anteriormente subdesarrollados que antes era inimaginable. Estaban los cuatro tigres de Asia del Este. Todo el mundo los conoce: Hong Kong, Singapur, Corea y Taiwan. En América Latina, Chile fue el primer país en beneficiarse con estos desarrollos, pero los beneficios se han ido extendiendo hasta Argentina y hasta cierto punto a los demás países de la región. La revolución tecnológica propició un aumento en los ingresos de las personas en países de bajos salarios y países industrializados, pero también condujo a una ampliación en la brecha salarial entre los trabajadores altamente capacitados y poco capacitados en todos los países avanzados.

LA REVOLUCION POLITICA

La revolución política fortaleció el efecto de la revolución tecnológica de dos modos diferentes. En primer lugar, aumentó grandemente la oferta de mano de obra de balos salarios aunque no necesariamente poco capacitada. Si se considera tan sólo lo que ocurría con la caída de la Cortina de Hierro, cerca de quinientos millones de personas adicionales, cuyo trabajo podía aprovecharse, se sumaron a la oferta. Si se piensa en China, con mil millones de personas, liberando a su gente, al menos en parte, para emprender transacciones capitalistas con personas en otros países, se puede apreciar como realmente han aumentado las posibilidades de cooperación entre los pueblos del mundo.

En segundo lugar, la revolución política desacreditó la idea de la planeación central. En todas partes condujo a una mayor confianza en la conveniencia de arreglos de mercado, de mecanismos de mercado en oposición al control central por parte del gobierno. Y eso fomentó el comercio y la cooperación internacionales.

En mi opinión, estas dos revoluciones si se aprovechan ofrecen la oportunidad de experimentar una gran revolución industrial comparable a la que ocurrió hace 200 años, conocida como la «Revolución Industrial», y que también tenía la libertad de comercio y el desarrollo tecnológico como causas principales. Como es bien sabido, en los últimos 200 años se produjo un incremento mayor en la producción mundial que en los anteriores 2,000 años. A mi juicio, si se aprovechan estos desarrollos, el próximo siglo podría ser testigo de un aumento en la producción igualmente grande.

DOS SERIES DE CONDICIONES

Para poder aprovechar estos desarrollos, deben prevalecer dos series de condiciones. En primer lugar, tiene que existir una amplia facilidad de comercio internacional, la apertura de mercados y la reducción de barreras entre países. En los países deben existir derechos de propiedad privada seguros y mercados relativamente libres. En segundo lugar, tiene que haber facilidades y oportunidad en todo el mundo para desarrollar habilidades en las personas que hoy en día clasifican como trabajadores relativamente poco capacitados.

¿Qué estamos haciendo para propiciar estas condiciones necesarias para conseguir una prosperidad sin paralelo? En los países subdesarrollados y en las naciones anteriormente comunistas se ha producido el tipo de reacción que se desea y se requiere. Ya sea que se hable de China, la República Checa, Hungría, Polonia, México u otros países de .América Latina, en todas partes existe la tendencia a alejarse de los controles gubernamentales y otorgar mayor libertad a los mecanismos del mercado. Esa libertad acrecentada se aprecia tanto en lo que respecta a las relaciones exteriores como a la movilidad interna. Esa es la reacción que se necesita y que tiene que ser expandida en lo posible.

¿Y qué decir de los países avanzados como Canadá y Estados Unidos? A fin de que podamos aprovechar a cabalidad estas revoluciones, también nosotros debemos abrir nuestras fronteras, facilitando el comercio internacional y, por tanto, posibilitando el aprovechamiento de este volumen enormemente expandido de capital humano que está disponible para cooperar con nuestro capital humano más altamente capacitado y con nuestro capital físico. El segundo aspecto necesario, e igualmente importante desde el punto de vista de la política interna, es la creación de un mecanismo para elevar el nivel de nuestros trabajadores menos capacitados facilitándoles una mejor formación.

Como mencioné anteriormente, se ha ampliado la brecha salarial entre la mano de obra altamente capacitada y la poco capacitada, no sólo en Estados Unidos sino, según entiendo, en todos los países occidentales avanzados. La revolución política ha ensanchado esa brecha todavía más. A menos que se haga algo al respecto en los países avanzados, este hecho producirá una situación social y política intolerable que imposibilitará, en mi opinión, el aprovechamiento de las oportunidades que nos brindan estas revoluciones.

EL LIBRE COMERCIO ES ESENCIAL

Lo que más me preocupa es lo que está ocurriendo en mi propio país, Estados Unidos. Necesitamos fronteras abiertas para el flujo de bienes y servicios, y precisamos de un excelente sistema educativo. ¿Y qué tenemos?

Tenemos una tendencia a avanzar hacia el proteccionismo no obstante el TIC y tenemos un sistema educativo que está fallando notoriamente en cuanto a impartir el tipo de capacitación y de formación que se necesitan. En ambas áreas estamos. fracasando en el empeño, no estamos haciendo lo que necesitamos hacer, sino casi exactamente lo contrario.

Existe un gran misterio en esto, una especie de paradoja. Por una parte, todo el mundo quedó persuadido, con la caída del mundo comunista, de que el socialismo es un sistema de organización ineficiente. Cualquier persona, si se le pregunta, le dirá que el capitalismo es un sistema de organización más eficiente. Y sin embargo, ¿qué es lo que vemos? ¿Qué veo yo que Estados Unidos está haciendo? Avanzando hacia más socialismo.

Inténtese extraerle algún sentido a esto. Premisa principal: el capitalismo es un éxito. Premisa secundaria: el socialismo es un fracaso. Conclusión: por lo tanto, necesitamos más socialismo.

¿Pero acaso esa no es una descripción factual de las tendencias actuales? En este momento en mi país se están celebrando cumbres y hay mucha agitación en Washington. ¿Tiene esa agitación como objeto privatizar anteriores actividades gubernamentales a fin de reducir el tamaño del gobierno, a fin de darle más libertad a los mecanismos de mercado? ¡De ninguna manera! Los debates en este momento tienen como propósito imitar lo que yo considero el error de Canadá de tener un sistema de salud orquestado por el gobierno. La agitación en Estados Unidos en los últimos años ha tenido como objeto imponer reglamentaciones adicionales a las empresas, nuevos gravámenes a la gente, agrandar el gobierno en vez de achicarlo.

De acuerdo con cualquier rasero razonable, Estados Unidos es hoy en día más que mitad socialista. Y utilizo ese término a sabiendas de que algunos lo verán como una exageración. Pero considérese lo siguiente. ¿Qué queremos decir cuando decimos que una sociedad está basada en derechos y libertades individuales en oposición al socialismo? ¿Acaso no significa, como se ha estado reestableciendo en el antiguo bloque soviético, que dicha sociedad está basada fundamentalmente en un sistema de pro.. piedad privada? El extremo opuesto del espectro del socialismo o de la propiedad estatal es la propiedad privada. Y por propiedad privada nos referimos a la habilidad de utilizar dicha propiedad y disponer del ingreso que genera. El gasto gubernamental, o la apropiación del poder de gastos en Estados Unidos, a nivel tanto federal como estatal y local, abarca en la actualidad el 43 por ciento del ingreso nacional. Eso significa que el gobierno posee, en efecto, el 43 por ciento de la totalidad de propiedades en Estados Unidos. Pero incluso ese dato subestima la situación.

REGLAMENTACIONES COSTOSAS

Además de los gastos gubernamentales directos, existen regulaciones y reglas que el gobierno impone y que esencialmente ordenan gastos por parte de individuos privados o controlan el uso que éstos decidan dar a su propiedad o al ingreso que deriven de ésta. lncluso un cálculo conservador de los costos impuestos a la comunidad por dichas reglamentaciones eleva el porcentaje total de propiedad en Estados Unidos atribuible al gobierno, sea federal, estatal o local, a más del 50 por ciento.

En Estados Unidos estamos predicando el capitalismo y practicando el socialismo. Les im.. partimos a todos los países anteriormente comunistas lecciones grandilocuentes sobre las virtudes del capitalismo. ¿Y luego qué hacemos? En la medida en que les damos algo llamado ayuda exterior, se la damos a los gobiernos y los fortalecemos, cuando lo que debemos hacer es debilitar a estos gobiernos.

Así mismo, a ellos les predicamos una cosa, pero practicamos otra distinta en casa. Desde luego, en muchas instancias también les predicamos a ellos cosas equivocadas. Mi amigo Vaclav Klaus, primer ministro de la República Checa, en una reunión celebrada en Munich hace algunos años, dijo que el mayor problema que afrontaba al tratar de exorcizar los demonios del estatismo de su país. era el flujo constante de académicos, financiados por organismos internacionales, que llegaban desde Estados Unidos predicando el socialismo. También acuño lo que me gusta llamar la Ley de Klaus, que estipulaba que nunca se debe pagar moneda dura por consejos blandos.

Estamos escuchando nuestros propios consejos blandos sobre el papel del gobierno. Y no es difícil saber por qué esto está sucediendo. La reacción en Estados Unidos, y quizás en Canadá, luego del colapso del imperio comunista, fue una sensación de complacencia.

Tuvimos éxito, de modo que debemos estar haciendo lo correcto. Simplemente tenemos que seguir haciendo lo mismo. ¿Pero acaso lo que hemos estado haciendo es lo correcto?

En el lapso de mi vida, han ocurrido dos cosas. Hemos experimentado un enorme mejoramiento en nuestro nivel de vida y en la productividad física de nuestra sociedad. Un gran porcentaje de los bienes y servicios de los que disfrutamos hoy no existía cuando yo me gradué de la secundaria en 1928. Ese es un aspecto. ¿De dónde ha provenido este incremento en el bienestar material? Casi el ciento por ciento del sector privado. El gobierno ha desempeñado un papel mínimo.

DETERIORO DE LAS VIRTUDES CÍVICAS

Por otra parte, ¿qué ha ocurrido al nivel y la calidad de esas cosas para las cuales hemos dependido principalmente del gobierno? ¿Qué ha ocurrido con las virtudes cívicas? ¿Qué ha ocurrido con el estándar de la educación pública? En comparación con la época en que yo era niño, vivimos menos de los intereses de nuestros conciudadanos, es menos probable que nos ocupemos voluntariamente de las necesidades de nuestras comunidades, es menos posible que adquiramos educación y que la que adquiramos sea de menor valor, y a pesar de, o quizás debido al enorme esfuerzo desplegado para redistribuir recursos a través de una increíble variedad de programas gubernamentales diseñados para igualar los ingresos, afrontamos un problema creciente de pobreza en medio de la opulencia. Como personas somos si se me permite decirlo menos felices. Cuando yo era niño, no teníamos la disolución de la familia y el deterioro de los valores sociales que están destruyendo nuestros barrios subnormales y a sus habitantes. Era un mundo más seguro y tranquilizador.

¿Cómo puede explicarse el deterioro de nuestras comunidades al tiempo con el desarrollo de la afluencia del sector privado? Creo que refleja el hecho de que cuando yo me gradué del bachillerato, el gobierno controlaba cerca del 10 por ciento de los recursos del país, mientras que ahora controla aproximadamente el 50 por ciento. Hemos aplicado la peculiar política de estrangular la parte exitosa de nuestra sociedad y de alimentar a la no exitosa. Hemos seguido lo que parece ser una regla general: si un programa gubernamental fracasa, hay que expandirlo. Y lanzo un desafío a que se me den ejemplos contrarios a esta regla general.

Creo que las fuerzas desencadenadas por estas dos revoluciones no pueden ser contenidas. Van a seguir adelante. Es infortunado que no lo hagan en Norteamérica con la colaboración y asistencia de nuestras instituciones políticas y gubernamentales. Es infortunado que la incompetencia del monopolio cada vez más decrépito de la educación pública de Estados Unidos vaya a impedir que los miembros menos capacitados de nuestra sociedad reciban la formación que requieren para participar de la abundancia que ofrecen estos desarrollos en los demás países del mundo. También es lamentable que nuestras instituciones políticas sigan obstaculizando los cambios liberalizadores que se necesitan en la legislación comercial.

Hace poco más de un siglo, al proteger la propiedad privada, minimizar la serie de actividades que debía realizar el gobierno y resistir durante mucho tiempo el canto de sirenas del socialismo, creamos un modelo que los países emergentes del mundo están buscando emular. Será una tragedia de primer orden el que, por apartarnos de los principios en los que se sustenta nuestro actual liderazgo, no podamos ahora beneficiamos de esta segunda y más extendida revolución industrial.